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Sector minero: ingresos extraordinarios pese a declive en volúmenes producidos
El oro alcanzó en el tercer trimestre del 2025 un precio promedio de 3,456.54 dólares por onza, un incremento de 39.7% anual, mientras que la plata cotizó a 39.53 dólares por onza, un alza de 34.4 por ciento
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El comportamiento del precio de los metales preciosos durante el tercer trimestre de 2025 fue históricamente atípico, impulsado por una tormenta de catalizadores macroeconómicos que llevó las cotizaciones a superar sus máximos históricos en intervalos de tiempo cada vez más cortos.
El oro alcanzó en el periodo un precio promedio de 3,456.54 dólares por onza, un incremento de 39.7% anual, mientras que la plata cotizó a 39.53 dólares por onza, un alza de 34.4 por ciento.
Estos niveles fueron producto de la confluencia simultánea de compras masivas de bancos centrales en un esfuerzo de desdolarización global, persistentes tensiones geopolíticas en Oriente Medio y entre Estados Unidos y China, y la política monetaria expansiva de la Reserva Federal.
En el caso de la plata, la demanda industrial del sector fotovoltaico y de vehículos eléctricos añadió presión, marcando el quinto año consecutivo de déficit estructural en el mercado.
Ante este escenario extraordinario, la pregunta central es si las empresas mexicanas lograron capitalizar estas apreciaciones. La respuesta revela una profunda divergencia: los resultados financieros alcanzaron niveles récord, mientras que los volúmenes de producción mostraron un declive subyacente.
Industrias Peñoles es el caso más emblemático de esta dicotomía. La compañía reportó resultados financieros sobresalientes, con un crecimiento explosivo de 652.5% en su utilidad neta de la participación controladora, alcanzando 301.5 millones de dólares y un flujo operativo (EBITDA) de 726.6 millones de dólares.
Sin embargo, esta bonanza financiera contrasta dramáticamente con su desempeño operativo. La producción de plata de Peñoles cayó 14.5% a 15.5 millones de onzas y la de oro disminuyó 2.9%, derivado principalmente del agotamiento y cese definitivo de actividades en San Julián (cuerpo diseminado). La producción de zinc afinado se desplomó 23.9% por fallas operativas.
La propia compañía señaló que fueron los precios excepcionales los que compensaron con creces los menores volúmenes vendidos.
En contraste, Grupo México demostró una ejecución estratégica superior. Si bien también reportó un crecimiento superior al 50% en su utilidad neta consolidada (1,290 millones de dólares) y un EBITDA de 2,510 millones de dólares, sus decisiones operativas fueron deliberadas.
La compañía redujo su producción de cobre en 5.5% para priorizar tácticamente la producción de metales con mejores márgenes en el contexto actual.
Como resultado, la producción de zinc creció 46.3%, impulsada por la operación de Buenavista Zinc, y la de plata aumentó 2.1 por ciento. La verdadera fortaleza de Grupo México residió en su disciplina de costos, alcanzando un costo efectivo neto de solo 0.78 dólares por libra en el trimestre, beneficiado por mayores créditos de subproductos como la plata, el zinc y el molibdeno.
El resto del sector mostró un panorama mixto. Minera Frisco mostró señales de una recuperación frágil, con un EBITDA acumulado de 4,240 millones de pesos al tercer trimestre de este año, pero su estrategia actual se centra en suspender operaciones (El Coronel, San Felipe, Ocampo) para enfocarse en exploración rentable, mientras lidia con una estructura de deuda significativa.
Compañía Minera Autlán, por su parte, quedó al margen; su especialización en ferroaleaciones de manganeso para una industria siderúrgica global contraída (-1.4%) la llevó a una pérdida neta de 10.67 millones de dólares, forzándola a buscar diversificación vendiendo sus primeras onzas de oro en los últimos dos años.