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Opinión

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Vienen, pelean y se van

Comprenderán los lectores que para un ciudadano de a pie, como el que esto escribe, es difícil estar presente en una cumbre como la que se realizó en la Riviera Maya el lunes y el martes pasado. Aunque tenía yo ganas de asistir, nadie me invitó. Una amiguita mía que se dedica a la venta de discos pirata -Piratower Records, le decimos-, me propuso: Consígase una acreditación que le hayan dado a algún amigo suyo periodista y yo me encargo de que se la clonen igualita con su fotografía en el portal de Santo Domingo . No –le digo a doña Tower- si tuviera yo amigos periodistas a usted ni la saludaba.

Entonces don –me propone la señora que acostumbra traer un parche en el ojo para con ello anunciar su Pyme: Pyratería mexicana- por 5 lucas (5,000 pesos) le hago la balona (el favor) de conseguirle una carta que lo acredite como enviado especial de la Cancillería Mexicana. Ahí en Santo Domingo hay un bato (un señor) al que le sale bien chirindonga (muy bien hecha) la firma de Patricia Espinosa, dice que es más fácil falsificar la firma de esa monita (Licenciada en Relaciones Internacionales) que clonar la película de Flash Gordon que todavía no se estrena y ya la tengo a la venta copiada del original.

Se la dejo en 20 morlacos (pesos). Y por 5 varos (ídem) más llévese el combo que incluye palomitas de maíz transgénico . Mire –le revelo a la señora que trae un perico, no para anunciar su condición de pirata sino porque también se dedica al narcomenudeo- cuando Javier Aguirre dijo que los mexicanos estamos jodidos me incluyó en su lista. Si tuviera 5,000 pesos me compro un viaje redondo en avión a Cancún y ahí vería la forma de colarme a la reunión, le explico a doña Creel –a veces así le decimos, no por el parche en el ojo sino porque algunas de las películas que vende se ven borrosas-.

Debut y despedida de una reportera

Total no fui a la Riviera Maya, pero tengo una sobrina que trabaja en un hotel de la localidad que momentáneamente se convirtió en mi corresponsal vía telefónica –por cobrar-.

Ella me informó que de los 33 mandatarios citados para la Cumbre, la primera en llegar a las 7 horas del domingo, en un avión privado, fue la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner. Le digo, corrobora bien el dato, es muy raro que la primera en llegar haya sido una mujer, por lo general son un poco más colgadas que los hombres. ¿Colgadas de dónde? –me pregunta retadora Gabriela –así se llama- herida en su orgullo femenino.

Acuérdate que en el DF empleamos el calificativo colgada como sinónimo de impuntual. Me parece poco verosímil que doña Cristina haya sido la primera en llegar, ya no por su condición de mujer, las hay muy puntuales –en ese momento me acordé de mi ex que jamás se ha retrasado en el cobro de su pensión-, sino por ser la que viene del punto más lejano del continente.

Fue la primera en llegar, la vi bajar de su avión con anteojos oscuros y sin maquillaje. Ah bueno, dije, si llegó sin maquillarse te creo.

El último en arribar, al decir de la improvisada reportera, fue Raúl Castro. Parece ser que en señal de solidaridad con sus compatriotas que a menudo llegan a esa península vino a bordo de una balsa –la nieta del Granma-.

En el ínterin, continúa la crónica de Gaby –orgullo de mi nepotismo-, llegaron el resto de mandatarios. El jefe de Estado de Jamaica, Orette Bruce Golding, hizo el viaje en un vuelo comercial de una aerolínea mexicana. No me hagas mucho caso pero al parecer sus maletas las mandaron a Guadalajara.

Gran expectación causó la llegada de Luiz Inácio Lula da Silva, quien viajó acompañado de empresarios brasileños con la pretensión de negociar un tratado de libre comercio entre Brasil y México. Acoté que siempre nos han vendido futbolistas de segundo pie –si pongo segunda mano, me marcan penalti- y ahora parece van a enviar, para el próximo Carnaval de Veracruz, unas garotas de una escuela de samba –ojalá y sean de primera nalga-.

En la noche, aterrizó el ave de las tempestades, Hugo Chávez.

Al bajar del avión lo estaban esperando los herederos de José Alfredo Jiménez para cobrarle los derechos de autor por el uso de la canción El Rey . Chávez fingió demencia –cuando no la finge la demuestra- y se arrancó cantando México, lindo y querido de Chucho Monje.

El almuerzo entre presidentes

Bueno tío, ya no me da tiempo de contarte más, tengo que trabajar. Apunta este número, es del celular de Saúl, un cuate capitán de meseros que estuvo en el almuerzo. Como ésa fue la nota, no me quedó más remedio que usar el exiguo crédito de mi celular para hablar con Saúl, ésta es su reseña:

En mi opinión en el almuerzo hizo falta un presidente: José Sulaiman, presidente del Consejo Mundial de Boxeo. Es que de veras no entiendo a los políticos. Casi ni comieron por estar hablando de solidaridad y unión entre las naciones de América Latina y el Caribe, y que el sueño de Bolivar y que el diálogo. Y a la hora del café, Álvaro Uribe empezó a decir que el centro comercial que Hugo Chávez mandó poner en la frontera de Colombia y Venezuela era una especie de embargo económico. El venezolano le replicó diciendo que Colombia había mandado a Caracas 300 paramilitares para asesinarlo. Ah, usted me llama matón, dijo Uribe. Calmados -intervino Felipe Calderón-, estamos chupando tranquilos. Sea varón, exigió el colombiano.

Chávez le contestó cantando: Yo no soy la roca que golpea las olas, soy de carne y hueso. Ahí me fui a la cocina por los postres. Cuando regresé, escuché a Chávez gritar: ¡Vete al carajo! Yo pensé, me lo dice a mí porque no ha de querer postre. Pero no, el pleito seguía con Uribe. Entonces, como si fueran mánagers, cada uno con su pupilo ideológico, Calderón se llevó a su esquina a Uribe y Raúl Castro a Chávez. Evo Morales sugirió que de una vez se dieran un entre. Sí, se entusiasmo René Preval, presidente de Haití, que la pelea se transmita en Pago Por Evento a beneficio de los damnificados de mi país. Lo haría con mucho gusto por mis hermanos haitianos, dijo Chávez, con la condición que el promotor no sea Don King que es un cachorro del imperialismo. Poco a poco se fueron tranquilizando y en grupitos, los mandatarios salieron platicando en voz baja. Para mí que todo fue un montaje para no darnos propina a los meseros .

Por cierto, preguntó Saúl, ¿yo en qué libro leo? ¿Dónde cobro el reportaje?

Una voz femenina vino en mi auxilio:

- Lo sentimos el saldo de tu amigo se ha agotado .

Oí por ahí

-Una madre colombiana le prepara un jugo a su bebé y olvida ponerle azúcar.

-El bebé le dice: Mamá, ugo chave malo .

-La mamá le contesta:

- Sí mi amor, es un hijo de &%# .

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