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Opinión

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Un país para celebrar

Así como hay una historia que nos ata al pasado, hay otra que nos desata de él… , Luis González y González(*).

En su último libro, José Antonio Crespo reivindica el valor de la historia anecdótica dentro de los diferentes géneros historiográficos que apunta Luis González y González. Está, desde luego, la historia oficial que busca infundir y divulgar virtudes patrióticas y reforzar la identidad de los ciudadanos con un determinado orden político. También existe la historia crítica o de denuncia, como la versión opuesta que pretende descalificar políticamente la versión oficial.

Otra óptica es la de la historia terapéutica, como ejercicio catártico para aliviar la conciencia nacional de episodios traumáticos y dolorosos. Está luego la historia científica, de los especialistas que intentan una reconstrucción apolítica de los hechos y personajes. Y, por último, la historia anecdótica de los sucesos, que busca generar interés a través de una revisión menos dramática de la historia, pero que proporciona más datos sobre las condiciones de una época, las costumbres que prevalecían o el talante de los protagonistas .

La lectura vino a cuento por la celebración del Grito de Independencia, sin duda uno de los festejos más coloridos y emotivos.

Reflexionando sobre la ceremonia y las vivas tradicionales, no puede evitarse pensar que a los mexicanos nos gustaría gritar ¡viva el México de hoy!, y no sólo rememorar las glorias del pasado. Viva el México independiente, pero también el México desarrollado, moderno y educado que necesitamos llegar a ser. Viva la arquitectura colonial, pero también la vanguardista. Construir obras que emulen en diseño y elegancia al Paseo de la Reforma o el Centro Histórico, no adefesios como los segundos pisos o la renovada avenida Masaryk.

Admirar el Ángel de la Independencia, pero también algún otro monumento que se vuelva emblemático de nuestra identidad, no la absurda y escandalosamente onerosa Estela de Luz. Seguir celebrando a los héroes que nos dieron patria y libertad, pero también a quienes inventan, innovan y realizan hazañas científicas, o quienes ganan medallas en competencias internacionales.

Saborear siempre los chiles en nogada y la tradicional cocina mexicana, pero también festejar a quienes posicionan restaurantes nacionales entre los mejores del mundo.

Hacen falta héroes y hazañas del siglo XXI para que la historia no se convierta en anécdota, sino en motor. Necesitamos recobrar el orgullo nacional con un país de excelencia.

Recordar las gestas heroicas, pero, al mismo tiempo, soltar las amarras que nos atan y celebrar un país en desarrollo que ofrezca un futuro promisorio para las nuevas generaciones.

(*) En Crespo, José Antonio. Antes de la Conquista. Anécdotas, sucesos y relatos. Trilogía. 2015.

vortiz@eleconomista.com.mx

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