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Opinión

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La mano visible del estado

En la UE las decisiones políticas van muy lentas, además de que los líderes que representan a las economías más grandes son vulnerables.

Ocurrió en el pasado. Para salir de la crisis de 1929, los países industrializados de todo el mundo dieron prioridad a la lucha contra la depresión económica con un conjunto de políticas públicas. Lograron la recuperación económica. La manejaron hombres de Estado de reconocido prestigio.

Ahora se requiere de más Estado con visión global y nacional, porque se ha demostrado que sin ella la economía no sale de la situación de estancamiento. Se han tenido tres años de mano visible del Estado, pero se requiere más. La alternativa de ahora son transformaciones en los instrumentos de política económica y social, una vigilancia multilateral y un pacto de crecimiento mundial.

Si el gobierno marca la pauta y toma los primeros riesgos, la inversión privada se dinamizará. Pero esto que se dice fácil requiere que los líderes principales del mundo se planten en la proa para señalar el rumbo.

Hay una fuerte oposición de los partidos políticos conservadores del mundo de que los gobiernos emprendan políticas regulatorias y expansivas.

Ello a pesar de que cuando gobiernan reclaman flexibilidad y agotan totalmente los saldos positivos heredados. George Bush inició su gobierno en Estados Unidos recibiendo un superávit fiscal de 2% del Producto Interno Bruto (PIB) y entregó su país con un déficit altísimo, de 10% del PIB.

Esto plantea una lucha política de fuerte confrontación. En Estados Unidos, el presidente Obama ya tomó la ofensiva proponiendo suprimir las ventajas fiscales creadas por Bush a los ingresos superiores a 1 millón de dólares. También ya tiene un programa focalizado de estímulo para la economía de 500,000 millones de dólares en inversiones en infraestructura y rebajas de impuestos a la clase media. Falta que se lo aprueben. Estas medidas son mucho mas ambiciosas que las decisiones europeas, a pesar de que los desequilibrios de Estados Unidos son mayores a los de la media de los países de la Unión Europea.

Resulta evidente que en la UE las decisiones políticas están muy lentas, además de que los líderes principales que representan a las economías más grandes son demasiado vulnerables. Angela Merkel cuenta con una coalición de partidos que se ha debilitado y Nicolas Sarkozy presenta niveles muy bajos de popularidad. Por ello, ambos han moderado su protagonismo, que es grave si consideramos que los burócratas de la Comisión Europea se caracterizan por la insignificancia.

Ante estas encrucijadas, el FMI acaba de realizar una nueva estimación del crecimiento económico para este año. La economía mundial podría crecer en 4%, las avanzadas 1.6% y las emergentes 6.4%, resaltando los crecimientos de China (9.5%), India (7.8%), Rusia (4.3%), México y Brasil (3.8% cada uno).

Asociado a estas estimaciones, el FMI recomienda medidas inmediatas de los líderes políticos.

El jefe en economía del FMI, Olivier Blanchard, dijo hace unos días que los políticos europeos van un paso atrás de los mercados , planteando que se apruebe cuanto antes la ampliación del Fondo de Rescate, la recapitalización de la banca europea, la reducción de las tasas de interés por parte del Banco Central Europeo, la emisión de eurobonos y otras medidas de contención de las tendencias recesivas.

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