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La agenda del verano
Urge avanzar en la implementación de las reformas estructurales y del Estado de Derecho en el país. No ?hay atajos ni rutas alternas.
Tres temas han marcado los últimos días y se han convertido en la agenda a seguir este agitado verano.
- La fuga del Altiplano. Más allá de politizar el tema y lanzar descalificaciones, lo importante es actuar contra la corrupción estructural en el sistema penitenciario y de justicia. La exigencia de renuncias y ceses fulminantes de funcionarios de primer rango sólo tendría efectos mediáticos si no va acompañada de un proceso de determinación de responsabilidades a todos los niveles. Dejar de delegar para arriba como acertadamente explica Luis de la Calle (El Universal, 15/07/15).
- La desaparición del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO). Una decisión de Estado largamente esperada, que ahora dan de manera coordinada el gobierno federal y el gobernador de oposición. Se trata del primer paso para arrancarle al magisterio disidente el control del sistema educativo en la entidad. Sin embargo, se requerirá de una sólida estrategia para, por un lado, rescatar a los maestros que han sido rehenes de la CNTE y, por el otro, desarticular a la dirigencia sindical y proceder contra quienes han sido acusados de delitos graves. Nuevamente, fincar las responsabilidades que procedan. La eliminación de estados de excepción para la reforma educativa aprobada por el Congreso debería ser respaldada por todas las fuerzas políticas.
- Los datos sobre pobreza en el país, recién revelados por las mediciones del Coneval y del Inegi. Si bien la población en pobreza extrema registró un ligero retroceso entre el 2012 y el 2014 (11.5 a 11.4 millones de personas), en el mismo plazo 2 millones de personas cayeron en pobreza. El problema que apunta el Coneval es la reducción del ingreso promedio de los hogares, mientras que la población más vulnerable obtuvo un poco más de ingreso derivado de transferencias gubernamentales, no de su trabajo productivo. El núcleo del asunto es que mientras no haya crecimiento económico, generación de empleos productivos y, en consecuencia, mayores ingresos para las familias, no habrá política social que alcance a sacar adelante a los mexicanos en pobreza, que seguirán acumulándose. Es decir, no hay mejor política social que una buena política económica.
La conclusión es que la agenda refiere inevitablemente a debilidades institucionales añejas y a la urgente necesidad de avanzar en la completa implementación de las reformas estructurales y del Estado de Derecho en el país. No hay atajos ni rutas alternas.
Por receso vacacional, esta columna reaparecerá el 20 de agosto.