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Opinión

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Asaltos en carreteras

Uno de los subtítulos del reportaje consignó con tremendo realismo: “se llevan la carga, el camión y… al chofer”.

En nuestro muy deteriorado medio, las presiones alcistas no sólo se producen por causas monetarias. Si usted, ama de casa, lee que se están produciendo muchos asaltos en las carreteras mexicanas contra los camiones de transporte, no se extrañe que los precios suban. La razón es sencilla: absolutamente todo se tiene que transportar de donde se produce al alcance de los consumidores. Y no hay opción: ¡se transporta o se pudre! La reflexión anterior viene a cuento por un muy preocupante reportaje que publicó el domingo pasado el periódico Reforma bajo la cabeza: “Carreteras de terror”.

Según el reportaje citado, de 2020 a 2022 se registraron en las carreteras del país más de 12,000 robos a autotransporte de carga. Pero más allá de la enormidad de las cifras estadísticas, detrás de la frialdad de los números ha sido posible registrar el dolor y la tragedia humana de las víctimas. Uno de los subtítulos del reportaje consignó con tremendo realismo: “Se llevan la carga, el camión… y al chofer”. Uno de los choferes entrevistados explicó: “Están asegurados la carga y el carro, que se los lleven: uno no, porque si te rompen la madre, ya no regresas a tu casa”. Y ese mismo entrevistado agregó con visible angustia: “uno viene a trabajar por necesidad y por que también tiene familia…”. Recabados esos testimonios, la pregunta que sigue no es ociosa: y en ese gran total de robos carreteros, ¿cuántos choferes han dejado su vida?

¿Y las autoridades encargadas de la seguridad en las carreteras? Al parecer, bien gracias. En el propio artículo hubo otra sección bajo la cabeza “Hay poca vigilancia”. Sin embargo, detrás de ese hecho parece subyacer una realidad todavía más perversa de naturaleza política.

En la nota citada se refiere que las entidades federativas con mayor delincuencia carretera son Guanajuato, Querétaro y Jalisco.

Una persona de mi confianza, me aportó una posible explicación. El combate al crimen organizado de altos vuelos sólo lo pueden llevar a cabo, en términos prácticos, los cuerpos de seguridad federales (Ejército, Marina y Guardia Nacional). Pero resulta que las tres entidades federativas mencionadas han estado gobernadas por la oposición.

En esa forma, un artilugio para que se vean mal y pierdan el favor del electorado en sus territorios es que se deteriore la seguridad. Así que aparentemente ha venido la instrucción desde arriba para que disminuyan ahí su eficacia operativa. ¡De verdad, inconcebible!

bdonatello@eleconomista.com.mx

Columnista

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