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Apertura económica ?y política
Parecería haber elementos para vincular la apertura económica con el dinamismo político de una región y ?la mayor exigencia del electorado.
Jaime Serra Puche está presentando en estos días su libro El TLC y la formación de una región. Se trata del recuento riguroso del impacto del tratado en la economía mexicana, desde la óptica de uno de los protagonistas de la negociación trilateral.
Serra comienza por recordar la pertinencia de centrar el análisis y la evaluación del TLC a la luz de los objetivos comerciales planteados, y no de los beneficios colaterales que muchos han querido atribuirle, o exigirle, al acuerdo.
Sin embargo, algo se mueve en lo profundo de las sociedades cuando experimentan procesos de apertura económica, sobre todo de la magnitud que implicó el TLC. La perestroika y la glásnost soviéticas impulsadas por Gorbachov muestran la inevitable sinergia entre las transformaciones económicas, políticas y sociales.
Quizá el resultado de las elecciones de 1997, en las que el PRI perdió el control del Congreso fuera esperable después de la crisis que vivimos en 1994-1995. Pero quizá también, las ondas expansivas de la apertura modificaron las expectativas ciudadanas. No parece trivial que tres años después, la oposición llegó a la Presidencia, y el resto es historia.
Dos de los resultados más sorprendentes de la reciente jornada electoral se dieron en Nuevo León y Querétaro, ambos estados con elevado crecimiento económico. En el primer caso, el triunfo arrollador del candidato sin partido, Jaime Rodríguez Calderón, demostró la efectividad del voto de castigo. Pero, lejos de optar por el abstencionismo o por la descalificación del proceso a través del voto nulo, la ciudadanía utilizó la vía institucional, a través de la nueva figura de candidato independiente, para mandar una clara señal.
En el caso de Querétaro, la elección del panista Francisco Domínguez no podría entenderse como castigo al actual gobernador tricolor José Calzada, mandatario local mejor evaluado, sino como la decisión de un electorado altamente sofisticado que valora la alternancia como método de contrapeso político y vacuna contra excesos indeseables.
En las antípodas encontramos el caso de Chiapas, donde se registró una votación masiva por el PVEM, el partido del gobernador; muy bajo nivel de desarrollo económico y político.
Desde luego que estos resultados no pueden asociarse directamente con la aprobación del TLC hace 20 años. Sin embargo, no obstante el disclaimer de Jaime Serra, sí parecería haber elementos para vincular los efectos de la apertura económica con el dinamismo político de una región y la mayor exigencia del electorado.
vortiz@eleconomista.com.mx