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Residuo alimenticio, potencial autogol del Mundial 2026
Según una plataforma especializada, se estima que en México se desperdiciarán entre 875,000 kilos y una tonelada de comida durante el torneo; la alarma radica en que no hay un plan de contención.
Continúa la cuenta regresiva del reloj mundialista instalado en Paseo de la Reforma frente al Auditorio Nacional.
México está en peligro de recibir un autogol durante el Mundial 2026 sin siquiera haber saltado a la cancha. Esto se debe la falta de estrategias para el manejo de residuos alimenticios, asevera la plataforma digital Cheaf, especializada en este tema en Latinoamérica desde hace cinco años.
“Quisiéramos que hubiera algo más claro y una conversación un poco más acelerada al respecto. Por supuesto, que inviten a la industria privada, a los bancos de alimentos y a organizaciones no gubernamentales que trabajan en este tema”, señala a El Economista, Braulio Valenzuela, country mánager de Cheaf en México.
De acuerdo con sus estimaciones, México produce entre 23 y 30 millones de toneladas de residuos alimenticios al año, es decir, comida que se compra en exceso y termina en la basura a pesar de estar en buenas condiciones.
Para el Mundial 2026, el pronóstico es que esa cantidad aumente entre 3 y 4% por el impacto estimado de 5.5 millones de visitantes en las sedes: Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey.
“Puede sonar a que es poco, pero cuando estamos hablando de millones de toneladas, el 3.5% de eso son alrededor de 875,000 kilos. Es algo que tenemos que ver porque es un número que debería ir hacia abajo, no hacia arriba”.
Ejemplo en Juegos Olímpicos
Cheaf nació en 2020 y en la actualidad trabaja en México, Chile y Argentina. Colaboran con 300 supermercados y han rescatado más de 6,000 toneladas de alimentos por año entre esos países.
El enfoque al Mundial surgió, explica Braulio Valenzuela, después de ver la estrategia de manejo de residuos alimenticios que tuvo Francia durante los Juegos Olímpicos de 2024. Destaca que fueron recolectadas 60 toneladas que se trasladaron a bancos de alimentos en París.
“Sabiendo la situación de los bancos de alimentos en México, nos parece un excelente ejemplo. Eso no se hizo sólo desde el lado del gobierno y organizadores en París, sino que se platicó con los bancos de alimentos y se les involucró, ya que la logística requerida es grande.
“Se pusieron objetivos claros de recuperación de alimentos, lo cual nos llamó muchísimo la atención. Entonces, pensamos en el Mundial, ya que no va a ser cualquiera, sino el más grande de la historia. Pero empezamos a ver con mayor preocupación, mientras el tiempo pasaba, que no había una persona o área responsable sobre esos temas, que no había un plan claro que se estuviera comunicando”.
Agrega que un plazo óptimo para haber lanzado la estrategia sobre este tema habría sido a inicios de 2025, con colaboración entre iniciativa pública, privada e incluso FIFA.
Al no ver movimiento, en agosto publicaron una encuesta titulada ‘Delivery, botanas y toneladas de comida en riesgo: la otra cara de la Copa Mundial 2026’, en la que encontraron que 55% de los aficionados prevé pedir alimentos a domicilio durante el evento.
También, que siete de cada 10 aficionados planea mirar los partidos en casa, lo que involucraría el factor cultural de exceder las compras de alimentos.
“Hicimos otro estudio sobre la percepción del desperdicio y en México tenemos algunas prácticas muy enraizadas. Por ejemplo, nos gusta la abundancia, cocinamos muchísimo y eso se ve tanto en eventos deportivos como en Navidad o cumpleaños. Es algo que deberíamos trabajar culturalmente, cómo planear mejor lo que cocinamos.
“También tenemos prácticas no tan presentes, como congelar. De hecho, en ese estudio que hicimos entre Argentina, Chile y México, las personas que encuestamos en México fueron las del menor número que mencionaron que congelaban alimentos”.
Planeación en estadios
Faltan ocho meses para que el Mundial se dispute entre México, Estados Unidos y Canadá con la presencia inédita de 48 selecciones, 16 más que en Qatar 2022.
El evento se disputará en 16 estadios entre dichos países, siendo los de México el Azteca (Banorte) en la capital, Akron en Guadalajara y BBVA en Monterrey. Para los residuos en dichos recintos, tampoco existe una estrategia clara, expone el vocero de Cheaf.
“No se ha hablado, ahí es donde las autoridades y FIFA tienen mayor control. Incluso si no hubiera un plan grande a nivel país para esto, sí debería estar gestionado.
“Sabemos que fuera de los estadios se da mucho comercio formal e informal de alimentos, incluso a ellos ofrecerles vías para gestionar los excedentes. Es tan tan sencillo como poner módulos de recuperación de alimentos fuera de los estadios, ya sea para redistribuirlos, compostaje u otras alternativas”.
En sus estudios también enfatizan que alrededor del 60% de las emisiones de carbono que genera el sistema alimentario a nivel general proviene de comida desperdiciada o que se perdió durante el ciclo desde las cadenas de suministros hacia los sistemas de gestión de residuos.
En cuanto al enfoque social, en México hay alrededor de 23 millones de personas que padecen inseguridad alimentaria, con 23.9% dentro de las zonas rurales, según una publicación de la revista UNAM Global en enero de 2025.
“Creo que en México estamos retrasados porque no hay incentivos pero tampoco consecuencias para hacer algo sobre este tema”, detalla Braulio Valenzuela.
“En México no hay ningún tipo de consecuencia con el tema del desperdicio y su impacto ambiental. Lo primero que se tendría que hacer con los excedentes es que sean consumidos por un ser humano, ya sea venderlos con descuento o donarlos. Luego vienen opciones como compostaje y alimentación animal. Pero en México no hay nada en este momento que haga que las empresas tengan que cumplir ese ciclo.
“Es mucho más barato llevar alimentos a rellenos sanitarios que donarlos, pero si no hay consecuencias es muy difícil que las empresas voluntariamente hagan algo al respecto porque, después de todo, afecta su margen de ganancia”.