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¿Cómo hacer vino caliente? Receta navideña fácil e ideal para el frío
El vino caliente llegó de los mercados de invierno europeos a las cenas mexicanas como una bebida perfecta para brindar cuando baja la temperatura. Aquí te contamos su historia y te damos una receta navideña fácil.
Cuando llega diciembre y el frío se instala, el vino deja de ser solo una copa a temperatura ambiente para convertirse en abrigo líquido. Caliente, especiado, ligeramente dulce: el vino caliente es una de esas bebidas que invitan a quedarse en la mesa, alargar la sobremesa y encender aún más el ambiente navideño.
En los mercados de Navidad de Alemania, Austria o Francia, el Glühwein o vin chaud es tan típico como las luces y los puestos de madera. Se sirve humeante en tazas gruesas. Con el tiempo, esta tradición cruzó fronteras: viajeros, restaurantes y bares adoptaron la receta, la adaptaron a su gusto y, en México, se empezó a servir como alternativa al ponche clásico en posadas y cenas de invierno.
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Historia del vino caliente
La idea de calentar vino con especias es antigua: ya en la Edad Media se preparaban vinos especiados que se consideraban tonificantes y apropiados para el frío. Las especias eran caras y se asociaban con el cuidado de la salud y el lujo. Con los siglos, esa costumbre se fue concentrando en los meses de invierno y, sobre todo, en la temporada navideña.
En la Europa actual, el vino caliente es protagonista de los mercados de Navidad: se bebe al aire libre, en plazas y calles, mientras la gente compra adornos o come salchichas, pretzels y panes dulces. En México, en cambio, el vino caliente se vive más puertas adentro: cenas de amigos, mesas navideñas, menús especiales en restaurantes que quieren sumar un guiño invernal a su propuesta.
- Rinde: 4–6 tazas
- Tiempo aproximado: 20 minutos
Ingredientes
1 botella de vino tinto joven (750 ml; no tiene que ser caro, pero sí bebible)
1 naranja en rebanadas (con cáscara, bien lavada)
1 limón en rebanadas finas (opcional, da un toque más cítrico)
1/3–1/2 cono de piloncillo, según el dulzor que prefieras
2 ramas de canela
4–6 clavos de olor
2 estrellas de anís
2–3 rodajitas de jengibre fresco (opcional, para un matiz más invernal)
30–50 ml de brandy o licor de naranja (Cointreau o similar, opcional pero recomendable)
Una pizca de nuez moscada rallada (opcional)
Paso a paso: cómo hacer vino caliente
Arma la base de especias
En una olla de fondo grueso coloca el piloncillo en trozos, las ramas de canela, los clavos, el anís estrella, el jengibre y la mitad de las rebanadas de naranja y limón. Agrega un chorrito de vino, solo lo suficiente para cubrir el piloncillo.
Disuelve el piloncillo
Calienta a fuego bajo, moviendo de vez en cuando, hasta que el piloncillo se disuelva y obtengas un jarabe espeso y aromático. Este paso concentra el sabor y asegura que el piloncillo no quede duro al fondo de la olla.
Incorpora el vino
Cuando el piloncillo esté bien disuelto, añade el resto del vino tinto. Mezcla con suavidad y mantiene el fuego bajo. El punto ideal es que el vino esté muy caliente, con vapor y pequeñas burbujas en la orilla, pero sin llegar a hervir.
Perfuma y ajusta el dulzor
Deja que el vino se caliente con las especias durante 10–15 minutos. Prueba: si lo sientes poco dulce, añade un poco más de piloncillo o una cucharada de miel. Aquí puedes agregar también una pizca de nuez moscada rallada para sumar complejidad aromática.
Añade el licor
Apaga el fuego y, con la olla ya fuera del calor, incorpora brandy o el licor de naranja. Mezcla suavemente para que se integre sin que el alcohol se evapore por completo.
Sirve de inmediato
Sirve el vino caliente en tazas. Puedes colar las especias si quieres una bebida más limpia, o dejar una rebanada de naranja y un trozo de canela en cada taza como decoración.