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¿Dónde comer? Casa Flama, pintxos, tapas y clásicos españoles en la CDMX
Casa Flama recrea el espíritu de la taberna española en la CDMX: pintxos, tapas y platos clásicos ejecutados con precisión y respeto por la tradición.
Casa Flama abrió sus puertas con una apuesta clara: trasladar el espíritu de la taberna española a la Ciudad de México sin concesiones ni artificios. Aquí no hay lugar para experimentos disfrazados de vanguardia ni menús que mezclan referencias sin rumbo.
Lo que propone es simple y contundente: pintxos, tapas y los grandes clásicos de la gastronomía española, preparados con la seriedad que merecen. El espacio, cálido y sin excesos, acompaña la idea de que el verdadero protagonista debe estar en el plato.
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Pintxos que respetan la memoria
La experiencia arranca con pintxos que funcionan como puerta de entrada a la tradición. La gilda —esa pequeña bandera de sabor con anchoa, aceituna y guindilla— llega afinada en su acidez y salinidad. La tortilla española se sirve en su versión más honesta: jugosa, sin artificios, con el punto exacto de cocción.
A su lado, las croquetas confirman que cuando la bechamel es tersa y ligera, no hace falta nada más para conquistar al comensal. Estos bocados de barra, ejecutados con rigor, son un recordatorio de que la sencillez también puede ser sinónimo de excelencia.
Chef Diego Nosti
Tapas que construyen una experiencia
El recorrido continúa con tapas que van más allá de un simple acompañamiento. Papas bravas con un equilibrio impecable entre picante y cremoso, boquerones que refrescan el paladar y montaditos que evocan tardes de taberna en Madrid. La propuesta aquí no es reinterpretar ni reimaginar, sino trasladar el tapeo a la mesa mexicana con fidelidad. Cada tapa está pensada para acompañarse de una copa de vino, una caña o incluso una vermut bien servido, recuperando ese espíritu social y festivo que define a España.
Croquetas de jamón
Si algo distingue a Casa Flama es que no se limita al tapeo. Su menú integra con naturalidad los platos que marcan la identidad de la cocina española: un bacalao trabajado con paciencia y respeto, cortes de jamón ibérico servidos como dicta la tradición, y guisos donde la técnica se nota en la cocción lenta y en el sabor profundo. Estos clásicos no buscan impresionar con adornos, sino confirmar que, cuando se hacen bien, siguen siendo insuperables.
Se trata de una taberna que invita a quedarse, a conversar, a alargar la sobremesa. No hay prisa, sino un ritmo que se acomoda al comensal. La hospitalidad es cercana y discreta, sin discursos prefabricados, reforzando la sensación de estar en un espacio que prioriza la comida, la bebida y la compañía.