Lectura 3:00 min
Autocuidado y empatía frente al Trastorno Afectivo Estacional
Mientras las luces y los festejos marcan el cierre del año, para muchas personas el invierno trae consigo una sombra persistente en el ánimo. Especialistas nos invitan a reflexionar sobre el TAE y la importancia de la honestidad emocional en estas fechas.
.
El mes de diciembre suele asociarse con alegría y celebración; sin embargo, el cambio de estación también marca una transformación profunda en nuestros niveles de energía y estado emocional. El doctor Alonso Morales, neurólogo de la conducta, en entrevista hace un llamado a mirar de frente al Trastorno Afectivo Estacional (TAE), un patrón depresivo que en México adquiere matices particulares debido a las dinámicas sociales de fin de año.
¿Qué es el TAE y cómo identificarlo?
El TAE no es simplemente una "tristeza pasajera". Se trata de episodios depresivos que aparecen y desaparecen en épocas específicas del año, generalmente iniciando en otoño y acentuándose durante el invierno.
A diferencia de otros países donde la falta de luz solar es el único detonante, Morales señala que en México las presiones sociales de las fiestas, la soledad o los conflictos familiares actúan como catalizadores críticos.
Los síntomas de alerta incluyen:
- Cambios en el ánimo: Sentirse triste, apático o desesperanzado casi todos los días.
- Alteraciones del sueño: Necesidad de dormir mucho más de lo habitual (hipersomnia) y fatiga constante.
- Apetito selectivo: Un deseo intenso por carbohidratos y grasas, lo que suele derivar en aumento de peso.
- Aislamiento: Pérdida de interés en actividades que antes se disfrutaban y dificultad para concentrarse.
Estrategias de supervivencia emocional
El especialista enfatiza que el conocimiento es la herramienta más poderosa para prevenir que este trastorno afecte nuestra calidad de vida. Para transitar este invierno, Morales propone cuatro pilares de acción:
1. Honestidad emocional y compasión
El primer paso es reconocer que "no está mal sentirse mal". La cultura de la "felicidad obligatoria" en diciembre puede ser asfixiante. Ser empáticos con nosotros mismos y validar que nuestras emociones existen es vital. Si la tristeza impide el funcionamiento diario, la recomendación principal es buscar una valoración médica para recibir apoyo profesional, ya sea psicoterapia o tratamiento farmacológico.
2. Activación por inercia
Uno de los mayores retos del TAE es la falta de motivación. El doctor Morales sugiere un enfoque directo: “A pesar de que no tenga ganas de hacer las cosas, por inercia, comience a hacerlas”. El ejercicio físico y la actividad social, aunque cuesten trabajo iniciar, son antídotos naturales contra el decaimiento.
3. Rutinas de paz
Establecer una estructura diaria ayuda al cerebro a recuperar el equilibrio:
Higiene del sueño: Mantener horarios constantes para dormir.
Moderación: Limitar el consumo de alcohol, ya que es un depresor del sistema nervioso que puede agravar los síntomas.
Alimentación consciente: Intentar controlar el consumo excesivo de azúcares, comunes en las cenas navideñas.
4. Fortalecer la red de apoyo
La soledad es un factor de vulnerabilidad mayor en estas fechas. Buscar espacios de disfrute y mantener actividades sociales frecuentes ayuda a contrarrestar el sentimiento de aislamiento.
Un momento de recapitulación
El fin de año es, por naturaleza, un periodo de evaluación donde ponemos en la balanza las pérdidas y ganancias del ciclo que termina. Esto genera un estrés adicional que no debe pasarse en soledad. “Hay que aprender a ser empático y compasivo con uno mismo y con los demás. Si algo no está yendo bien, pidamos ayuda. No tiene por qué pasarse este periodo con sufrimiento innecesario”, concluye Morales.