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Museos aprietan más el cinturón por la mengua de visitantes
Pérdidas por autogenerados y reducción de subsidios públicos han mermado los planes expositivos de los recintos, obligado a recortar salarios hasta en 50% y despedir personal, en una crisis de la que tampoco anticipan recuperación este año.
Este diario ha publicado las cifras presentadas tanto por la UNESCO como por el Inegi sobre la situación de los museos en el mundo y en México. Prácticamente para ninguno las circunstancias han sido prometedoras. En abril pasado, el organismo cultural de Naciones Unidas reveló que la asistencia promedio a los museos en el mundo descendió 70% y esto dejó una disminución de hasta 80% en los ingresos en países como el nuestro.
Por su parte, la Estadística de Museos del Inegi difundió en junio que la severa baja de afluencia a los recintos hizo mella en los trabajadores o colaboradores de los espacios museísticos: mientras que en 2019 el promedio de personal por museo era de 28 elementos, después de la debacle de 2020 este descendió a 23. En concreto, mientras que en 2019 se reportaron 28,162 trabajadores en más de mil recintos encuestados, para 2020 la cifra descendió a 18,690, considerando que entre un año y el otro hubo una reducción de museos que estuvieron en posibilidades de responder a la encuesta.
Más allá de las cifras generales, El Economista considera necesario dar a conocer casos individuales y la toma de decisiones según el caso. Por ello, conversamos con las personas titulares de tres instituciones museísticas en el país: el Instituto Cultural Cabañas, resguardo de importante patrimonio artístico del país, en Guadalajara, Jalisco; el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (Marco), uno de los recintos paradigmáticos de su tipo, construido por Ricardo Legorreta e inaugurado en 1991, y el Universum, Museo de Ciencias de la UNAM, emblema de la divulgación científica.
Museo Cabañas. Guadalajara, Jalisco
“Estuvimos cerrados seis meses el año pasado y abrimos en septiembre. Nuestro principal obstáculo ha sido la baja de la afluencia. Aunque se ha recuperado y está subiendo, no es comparable con lo que teníamos antes del inicio de la pandemia”, declara Susana Chávez Brandon, directora general del icónico recinto jalisciense.
En 2019 el Cabañas cerró con una asistencia de 254,784 visitantes, mientras que en 2020, con solamente seis meses abierto, acumuló 54,595 asistentes, un 79% menos que el año precedente. Y aunque se manifiesta una mejoría, los primeros seis meses del 2021 tampoco fueron la panacea para el museo: hasta junio pasado sumaba 37,860 visitas.
El mayor impacto para este déficit, asegura Chávez Brandon, “es el turismo internacional que no está llegando a la ciudad como lo hacía antes. En nuestro caso es muy evidente, se nota al caminar en los pasillos del museo y dentro de la capilla (clementina)”.
El Cabañas opera con recursos mixtos: se nutre de ingresos autogenerados, escasos en el último año y medio, y de un subsidio del gobierno de Jalisco, mismo que sufrió un ajuste por la emergencia de salud. En el 2020, el museo contaba con una aportación pública de 29.9 millones de pesos, pero para marzo quedó reducida a 23.8 millones. “Y este año todavía tenemos que trabajar con ese presupuesto y eso definitivamente se refleja”.
Antes de la pandemia, los ingresos autogenerados eran de unos 8 millones de pesos, mientras que para este año el Cabañas proyecta 6 millones por la misma vía. El museo ha reducido sus previsiones de 20 a 13 exposiciones. En su caso no hubo recortes de personal, asegura.
Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (Marco). Nuevo León
“Estuvimos abriendo intermitentemente entre septiembre del año pasado y marzo de este año. A partir de entonces, hemos estado abiertos por completo. El año pasado los índices de visitas fueron muy bajos, simplemente fue una debacle”, declara Taiyana Pimentel, directora del Marco.
Por ahora, el Marco es visitado por entre 1,200 y 1,400 personas por semana. Esto representa un tercio del público que el recinto recibía antes de la pandemia.
Habituado a operar con un presupuesto de 60 millones de pesos, en 2020 el Marco contó solamente con 21 millones de pesos y mejoró significativamente para este 2021, con un total de 42 millones de pesos: 21 millones de recursos públicos, sobre todo el gobierno de Nuevo León, y otros 21 millones vía iniciativa privada. Estos montos, sin embargo, señala la directora, “son insuficientes para el presupuesto del Marco”, considerando que los autogenerados, señala, ahora mismo están prácticamente en ceros.
La taquilla bajó considerablemente, el consumo de alimentos en el restaurante también, y este museo tenía una participación económica muy alta de los autogenerados por concepto de eventos sociales. Pero esos eventos han bajado al mínimo prácticamente”.
Este empobrecimiento impactó sobre todo en la plantilla laboral: “número uno, en la reducción salarial, que fue de entre el 20% y el 50% menos. A los que ganaban menos de 18,000 pesos no se les tocó, pero a aquellos arriba de esa cifra sí se les redujo el salario. Dos, en la cantidad de exposiciones en este año: solamente vamos a tener dos. Además, tuvimos que tomar la decisión de recortar el 20% de nuestro personal, sobre todo el administrativo, y ha sido muy duro”, reconoce.
Universum, Museo de Ciencias de la UNAM. CDMX
“El museo estuvo cerrado desde marzo del año pasado hasta el 15 de julio de este año”, explica el doctor César Domínguez Pérez-Tejada, director general de Divulgación de la Ciencia en la máxima casa de estudios, departamento del cual depende el Universum. “Hay muy pocos museos que sobreviven del presupuesto asignado. Es decir, sí es posible, pero sobrevives de una manera que no le da vida al museo. Para que un museo esté vivo necesitas que esté cambiando constantemente y sobre todo si estás hablando de un museo de ciencia, porque esta avanza constantemente y hay que seguirle el paso”.
El presupuesto anual de la Dirección que encabeza es de aproximadamente 170 millones de pesos que se distribuyen en distintas áreas y tareas: salarios, mantenimiento de los 12,000 m² de espacios expositivos, divulgación, la Dirección Académica, la administración del Museo de la Luz, en el Centro Histórico, y la construcción de un nuevo museo en Mérida, Yucatán, entre otras.
“Si quieres un museo vivo, necesitas estarle inyectando energía y recursos todo el tiempo. Y una parte muy grande de eso viene de la taquilla. Pero, como desde marzo del año pasado habíamos estado cerrados, necesitamos inyectarle recursos”.
Antes de la pandemia el Universum ingresaban entre 450,000 y 500,000 personas al año, con un precio por boleto de 90 pesos, que dejaban ingresos de entre 40.5 y 45 millones de pesos por autogenerados, mismos que no que se integraban al presupuesto general universitario. Ahora mismo, el ingreso al museo es de menos del 10% del que había hasta 2019.
El Universum es un museo interactivo, donde se trata de tocar. En algunos casos permitimos el contacto, con todas las medidas de sanitización, pero en otras hemos cambiado las interfaces, por ejemplo, aquellas de voz o de movimiento”.
Por ahora el museo permanece abierto únicamente de jueves a domingo. El director no descarta un nuevo cierre. “Estamos en una situación de muchísima incertidumbre. Vamos día con día y espero que logremos mantener el museo abierto, pero vamos a priorizar la seguridad. Como se ven los números de la pandemia, la situación no luce muy halagüeña”.
Prolongados cierres en México
México fue ubicado por el reporte Museos del mundo ante la Covid-19, de la UNESCO, dentro del grupo de países (de seis posibles grupos) donde los museos públicos permanecieron cerrados más tiempo en el primer año de pandemia, con más de 240 días, junto a otros como Brasil, Irak, Palestina y Honduras. Y se enlista dentro de los países donde hubo reducciones a los recintos públicos de entre 61 y 80 por ciento, junto a otras naciones como Colombia.