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Intolerancia nerd
La semana pasada, el 25 de mayo, quizá vieron a alguien con una toalla y no exactamente cuando salía del baño. Una toalla. En la calle. ¿Qué extraña brujería es ésa?
Para Héctor Portillo,
Mi nerd favorito.
La semana pasada, el 25 de mayo, quizá vieron a alguien con una toalla y no exactamente cuando salía del baño. Una toalla. En la calle. ¿Qué extraña brujería es ésa?
Pues nada, una toalla el 25 de mayo de cada año celebra el hecho de ser geek (aunque yo prefiero el término nerd). Es cumpleaños de Douglas Adams, el escritor que nos dio la inmortalmente divertida La guía del viajero intergaláctico.?Nerds o no, deben leer ese libro si quieren salvar sus vidas. Dont panic, pero se darán cuenta de la importancia de llevar una toalla a todas partes.
Pero les decía: el 25 de mayo se celebra el Día del Orgullo Geek. Y uno se pregunta: ¿orgullo de qué? Ser geek es sobre todo ser un consumidor, somos (sí, si han leído lo suficiente esta columna se habrán dado cuenta de que soy muy nerd) sobre todo compradores. ¿De qué? De cómics, videojuegos, juegos de rol, juguetes, películas y libros.
A últimas fechas ser geek se ha vuelto muy mainstream. The Big Bang theory es la serie más vista de Estados Unidos, las películas de Marvel coleccionan millones y Star Wars es la saga más vista de la historia. Sí, entiendo que en algún momento del pasado (y probablemente del futuro) ser geek fue una identidad marginal, pero no hoy no ahora. ¿Orgullo de qué? ¿A cuántos nerds han matado por jugar Dungeons & Dragons?
Entra aquí mi amigo Héctor. Ya les he hablado en otras ocasiones de Héctor: brillante a morir, noble todavía más y el católico más inteligente que conozco. Héctor es tan nerd, quizá más que yo. Hemos compartido cómics, ido a funciones de medianoche de Harry Potter (disfrazados, desde luego), discutido quién es mejor, si Batman o Green Lantern. Ambos amamos Firefly, la serie que no debió morir y Game of Thrones.
Pero Héctor, siempre inteligente y sensible, se ha alejado de la escena geek. En pleno 25 de mayo Héctor dio sus razones en Facebook. Para no reproducir todo el texto, les daré una versión en pocas palabras: Héctor siente que la escena se ha vuelto cada vez más intolerante. Es cierto: cambia un poco un personaje, Spiderman por decir uno, hazlo de piel oscura o gay, y los foros de fans estallarán con mensajes uno más homofóbico o racista que el anterior.
¿Y qué onda con las mujeres? Héctor dice bien: Marvel prefiere hacer dos películas protagonizadas por un mapache que hacer una con una heroína a la cabeza. Pero eso no es lo único: ser mujer en el mundo geek es difícil. Por alguna razón indescifrable los hombres pensaron que sólo ellos tenían derecho a ser fans de los cómics. Cualquier chava que ha entrado a una tienda de cómics sabe de qué hablo: las miradas desconfiadas, la agresión velada. Yo siempre opto por comportarme como si hubiera entrado por error y preguntarle al que atiende como si estuviera comprando para mi novio. Sí, sé que no es una actitud muy valiente, pero me hace más fácil mis visitas a las tiendas.
Cuando era adolescente, iba a las primeras convenciones de cómics que se hicieron en el entonces DF. Dios bendiga el anime y Sailor Moon porque eso hizo que hubiera cada vez más mujeres en las convenciones y nos sentíamos acompañadas en un mundo que se obstinaba en echarnos. Llegamos y no nos fuimos: las cosas han cambiado, aunque sea poco y se vale que una chava sea nerd.
Ser nerd o geek no es tan inocente como parece. No es sólo niños (o adultos bien peludos) leyendo sobre Superman. Es una serie de fantasías, nuevos mitos, como los llama Neil Gaiman, que hemos decidido admirar con fe de pequeños. Y que en esa admiración esté mezclado tanto chauvinismo, machismo, homofobia y racismo es de lo más tétrico. Hace que me avergüence de mi colección de novelas gráficas.