Lectura 5:00 min
El rol estratégico de los centros de datos en la era de la IA

Opinión
El mundo digital en el que vivimos no podría existir sin la infraestructura que sostiene cada clic, cada transacción en línea, cada búsqueda y cada avance tecnológico. Los centros de datos son la columna vertebral de esta era digital. Se trata de instalaciones críticas diseñadas para garantizar la operación continua de sistemas informáticos con estándares de clase mundial en energía, conectividad, enfriamiento y seguridad. Sin ellos, industrias tan relevantes como la banca, la salud, el comercio o los servicios en la nube simplemente no podrían operar.
La inteligencia artificial (IA) ha colocado a los centros de datos en un papel protagónico. Procesos como el entrenamiento de modelos, que requieren una enorme capacidad de cómputo, y la inferencia en tiempo real no serían posibles sin esta infraestructura.
La creciente demanda de IA ha transformado radicalmente el diseño de los data centers, elevando la densidad energética por rack de 2–3 kW hace una década a más de 150 kW en proyectos avanzados, lo que exige sistemas de enfriamiento más sofisticados, como el enfriamiento líquido mediante cold plate o placa fría, que a través de tecnología de gestión térmica y un líquido refrigerante circula al interior para disipar el calor o el uso del rear door cooling o enfriamiento de puerta trasera que ayuda a disipar el calor de los centros de datos extrayendo el aire caliente de los equipos, reduciéndolo al interior de los mismos.
Desde una perspectiva internacional, a nivel mundial existen cerca de 11,000 centros de datos registrados que se interconectan de manera espacial, y se estima que de aquí a 2030 su consumo energético aún represente una proporción baja en la demanda total de energía. Actualmente las redes de transmisión, así como los centros de datos tienen un consumo de entre el 1 % y el 1.5 % del consumo eléctrico mundial, con un crecimiento en la demanda por el uso de la IA (Agencia Internacional de Energía); creando un nuevo reto, mejores y nuevos sistemas para reducir el consumo de energía y por otro lado, la incorporación de mejoras en uso de energías verdes y convertir así a los centros de datos en espacios sostenibles.
Ejemplos sencillos: cada vez que usamos un traductor en línea, pedimos una ruta en una app de movilidad o interactuamos con un asistente virtual, detrás hay miles de servidores procesando datos en tiempo real. Sin centros de datos optimizados para IA, estas tareas cotidianas serían lentas, ineficientes o simplemente imposibles. Ahora pensemos en sectores críticos: desde diagnósticos médicos en segundos hasta vehículos autónomos capaces de “aprender” del entorno en tiempo real, todo esto depende de una infraestructura digital robusta.
En este contexto, México hoy ya es el segundo país de la región con más data centers, con una proyección de expansión acelerada impulsada por la digitalización de empresas y gobiernos. Reflejo de ello es el valor de mercado de centro de datos en México que alcanzó más de 2 mil millones de dólares en 2023 y que podría llegar a 5 mil millones para 2030 (Gran View Research).
Esta infraestructura no sólo da soporte a plataformas en la nube y sistemas empresariales, sino que también será esencial para aplicaciones emergentes como vehículos autónomos, salud en tiempo real y servicios financieros con baja latencia. En tanto, Querétaro se ha consolidado como el hub de centros de datos más dinámico de América Latina, incluso por encima de varias ciudades brasileñas en ritmo de crecimiento.
Ya estamos viviendo un modelo híbrido en el que coexisten grandes centros de datos centralizados con nodos distribuidos, capaces de acercar el procesamiento a los usuarios finales. Esta arquitectura es esencial para reducir la latencia y optimizar el flujo de información, algo crítico para tecnologías como la inteligencia artificial, el Internet de las Cosas o las aplicaciones en tiempo real. Este modelo mejora la velocidad y la eficiencia de los servicios digitales y también permite una mayor resiliencia y escalabilidad, adaptándose al crecimiento exponencial de los datos y al ritmo acelerado de la innovación tecnológica.
Lograr esta evolución requiere colaboración entre todos los actores del ecosistema digital —carriers, proveedores de nube, desarrolladores y centros de datos— para garantizar una infraestructura interconectada, ágil y preparada para el futuro. La digitalización y la IA están marcando una disrupción sin precedentes. Lo que hagamos hoy para fortalecer la infraestructura tecnológica determinará la competitividad de nuestras empresas, y por ende, el lugar que México ocupará en la economía digital global.
*Chief Revenue Officer de KIO Data Centers