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Opinión

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Preguntas para la Reserva Federal

Aunque Donald Trump se equivoca al cuestionar los motivos del presidente de la Reserva Federal de EU, el banco central ha cometido graves errores. Para evitar repetirlos, el próximo presidente deberá afrontar cuestiones fundamentales sobre el enfoque de la institución en la formulación de políticas.

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NUEVA YORK - Si bien la cobertura mediática de la Reserva Federal de Estados Unidos tendió a centrarse en cuándo y cuánto se recortarán las tasas de interés, lo que se avecina son problemas de mayor envergadura. La selección de un nuevo presidente de la Fed para suceder a Jerome Powell, cuyo mandato finaliza el próximo año en mayo, no debería centrarse en consideraciones de mercado a corto plazo, sino en políticas y procesos que podrían mejorar el rendimiento general y la rendición de cuentas de la Fed.

Al exigir que la Fed recorte drásticamente la tasa de los fondos federales para impulsar la actividad económica y reducir los costos de endeudamiento del gobierno, el presidente estadounidense, Donald Trump, corre el riesgo de empujar al banco central hacia una política monetaria excesivamente inflacionaria. Y eso, a su vez, conlleva el riesgo de aumentar la prima por plazo del rendimiento de los bonos del Tesoro a diez años -precisamente el indicador financiero en el que ha hecho hincapié el secretario del Tesoro, Scott Bessent-. Una prima más alta aumentaría, en lugar de reducir, los costos de endeudamiento para el gobierno federal, como para los hogares y las empresas. Asimismo, la preocupación por la independencia de la Fed a la hora de fijar la política monetaria podría socavar la confianza en los mercados financieros estadounidenses y debilitar aún más el tipo de cambio del dólar.

Pero esto no implica que Trump deba limitarse a buscar la continuidad en la Fed. Bajo el mandato de Powell, la Fed efectivamente ha cometido errores, lo que ha provocado una mayor inflación, comunicaciones a veces ineptas y descoordinadas, y una estrategia poco clara en cuanto a la política monetaria.

No comparto la opinión de Trump y sus asesores de que la Fed ha actuado por motivos políticos o partidistas. Incluso cuando he discrepado con funcionarios de la Fed o con Powell en cuestiones de política, no he dudado de su integridad. Sin embargo, dados sus errores, sí creo que se justifica cierta introspección institucional. El próximo presidente -junto con la Junta de Gobernadores y el Comité Federal de Mercado Abierto- tendrá que abordar muchas cuestiones de política más allá de la senda a corto plazo de la tasa de los fondos federales.

Tres cuestiones son especialmente importantes. La primera es el mandato dual de la Fed: garantizar precios estables y el máximo empleo. Muchos economistas (entre los que me incluyo) han criticado a la Fed por mostrar un sesgo inflacionario en 2021 y 2022. La tasa de inflación más alta de los últimos 40 años suscitó preguntas acuciantes sobre si la Fed ha asignado o no el peso adecuado a la inflación y al empleo.

Está claro que la estrategia de perseguir una meta de inflación promedio flexible (que implica que se puede permitir que la inflación aumente por encima del 2% si previamente había estado por debajo del 2%) no ha tenido éxito. ¿Qué nuevo enfoque debería adoptar la Fed para alcanzar su meta de inflación? ¿Y cómo puede la Reserva Federal rendir cuentas al Congreso y al público? ¿Debería publicar un informe periódico sobre la inflación?

La segunda cuestión se refiere al tamaño y la composición del balance de la Fed. Desde la crisis financiera global de 2008, la Fed ha tenido un balance mucho mayor y ha evolucionado hacia un “modelo de reservas amplias” (que implica un nivel de reservas perpetuamente elevado). ¿Pero cuán grande debe ser el balance para llevar a cabo la política monetaria, y qué importancia deben tener la deuda del Tesoro a largo plazo y los valores respaldados por hipotecas, en relación con el resto del balance? Si estos activos han de desempeñar un papel central, ¿cómo puede la Reserva Federal separar mejor la ejecución de la política monetaria de la de la política fiscal?

La tercera cuestión es la regulación financiera. ¿Qué cambios regulatorios cree la Fed que son necesarios para evitar el tipo de tensiones costosas en el mercado del Tesoro que hemos presenciado en los últimos años? ¿Cómo puede mejorarse la supervisión bancaria? Dado que la regulación es un tema intrínsecamente político, ¿cómo puede la Fed separar mejor estas actividades de su política monetaria (en la que la independencia es fundamental)?

Abordar estas cuestiones de política exige también un replanteamiento del proceso. La Fed sería más eficaz para hacer frente a un entorno económico cambiante si reconociera y debatiera puntos de vista más diversos sobre el papel de la política monetaria y la regulación financiera en el funcionamiento de la economía.

Los errores de la Fed en materia de inflación, el exceso de confianza en la regulación financiera y otros errores reflejan en parte el “pensamiento grupal” al que son propensas todas las organizaciones. Los puntos de vista de los presidentes regionales de la Fed han reflejado tradicionalmente sus propios antecedentes y condiciones locales, pero eso no se traduce fácilmente en una diversidad de puntos de vista económicos. En lugar de elegir a los funcionarios de la Fed en función de cómo vayan a votar en la próxima reunión de fijación de tasas, Trump debería darle más peso a la diversidad intelectual y de experiencia. Del mismo modo, la propia Fed podría buscar y escuchar más activamente las opiniones discrepantes de los líderes académicos y empresariales.

Plantear interrogantes sobre la política y el proceso ofrece orientación sobre las características que necesitará el próximo presidente de la Fed para tener éxito. Entre ellas se incluyen, obviamente, el conocimiento de la política monetaria y la regulación financiera y un juicio maduro e independiente, pero también una experiencia de liderazgo diversa y una apertura a nuevas ideas y perspectivas que puedan mejorar el desempeño y la responsabilidad de la institución. Es de esperar que la selección de Trump del próximo presidente de la Fed, y el proceso de confirmación del Senado, enfaticen estos atributos.

El autor

Glenn Hubbard, expresidente del Consejo de Asesores Económicos de Estados Unidos bajo la presidencia de George W. Bush, es profesor de Economía y Finanzas en la Universidad de Columbia.

Copyright: Project Syndicate, 1995 - 2025

www.project- syndicate.org

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