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México, sin margen de error ante las amenazas de Trump

Finalmente llegó el día del inicio del segundo mandato de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos. Desde el discurso que pronunció apenas después de haber realizado el juramento como presidente de ese país, se confirmó lo que muchos ya esperábamos: que se mantuviera fiel a sus promesas de campaña en materia de migración, seguridad, comercio exterior, energía, medio ambiente y temas sociales como los relacionados con las cuestiones de género, así como otros temas. Le fue fiel a su base y reiteró el discurso que ha venido enarbolando desde su primer período como presidente.
Lo que sí no ocurrió es que de inmediato emitiera decisiones para imponer aranceles a las importaciones de todo el mundo o de algunos países como China y México. Sin embargo, ayer ya entrada la noche el portal de la Casa Blanca empezó a publicar las múltiples “Órdenes Ejecutivas” o decretos, mediante los que el presidente Trump empieza a instrumentar desde ya su política nacionalista. Entre esas Órdenes Ejecutivas estuvo una específica en materia de comercio exterior, titulada “America First Trade Policy”.
En ella se establecen instrucciones para el Departamento de Comercio y para la Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos, conocida comúnmente como USTR, por sus siglas en inglés. Entre esas instrucciones se encuentran el que se analicen las causas de los persistentes déficits comerciales anuales de la economía estadounidense, y que, de ser el caso, se propongan algunas medidas para remediar esos déficits como puede ser la imposición de aranceles globales.
Durante el tiempo que estuvo firmando las Órdenes Ejecutivas, a pregunta expresa de la prensa, Trump declaró que estaba considerando la imposición de un arancel a las importaciones provenientes de México y Canadá, tan pronto como para el 1 de febrero próximo, o sea, en cosa de 10 días.
Hay que precisar que esa amenaza de imposición de aranceles, Trump la motiva como respuesta a la supuesta falta de acción por parte de sus dos socios comerciales para controlar la entrada ilegal de personas y de fentanilo a Estados Unidos.
Así que la forma de atender esta amenaza por parte de México no sería tan complicada, en el papel. Es decir, para evitar la imposición de aranceles que resultarían nocivos para las exportaciones de México y por tanto para el panorama de la economía mexicana, el gobierno de la presidenta Sheinbaum tendría que asumir compromisos con el nuevo gobierno de Trump para controlar los flujos de migrantes hacia los Estados Unidos, así como asumir compromisos creíbles y efectivos, que acrediten que México no sólo reconoce que en nuestro territorio se produce fentanilo, que los cárteles introducen de manera sistemática al territorio de nuestro vecino del norte, sino que lleva a cabo una estrategia para detener la producción de esa droga y para detener el tráfico de la misma hacia Estados Unidos.
Así que el gobierno de la presidenta Sheinbaum ya tiene plena claridad sobre las intenciones del gobierno de Trump. Asimismo, tiene claridad de que no tiene tiempo para buscar organizar mesas de diálogo para explicar contextos y exigir compromisos de Estados Unidos. Desde luego, que México debe exigir medidas por parte de ese país, pero la vulnerabilidad de nuestra economía ante las amenazas de Trump hace poco creíble que adoptemos una estrategia de confrontación en el muy corto plazo.
Siendo pragmáticos, ya habrá tiempo en el mediano y largo plazo para negociar con Estados Unidos los alcances de la muy necesaria relación comercial, pero por lo pronto México debe sacudirse la amenaza inminente, asumiendo una estrategia que demuestre su compromiso para atender el problema -desde la óptica de EUA- de la migración, así como el del narcotráfico de fentanilo.
Lo que sí está más que claro es que las amenazas como estrategia de Estados Unidos, llegaron para quedarse, lo que provocará volatilidad periódicamente y con ello se intensificará el grado de incertidumbre que perciben los inversionistas con relación a la economía mexicana. Esto significa que el margen para cometer errores por parte del gobierno de Sheinbaum se redujo al mínimo. Cualquier traspié a partir de ahora puede tener un mayor efecto desfavorable sobre el desempeño de la economía.
*El autor es economista.