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Maduro, a un año del fraude

Fausto Pretelin Muñoz de Cote | Globali… ¿qué?
Hoy se cumple un año del robo electoral en Venezuela. La dictadura goza y usa las tres últimas herramientas que le quedan: la metralla, la tortura y la represión.
Ya son siete años del informe Bachelet, redactado desde el puesto más relevante de la ONU en materia de los derechos humanos. La expresidenta chilena confirmó en el año 2018 lo que la oposición y medios de comunicación transmitieron con anterioridad: el horror de la tortura usada por el régimen en contra de la oposición llevó a la muerte a decenas de jóvenes que salían a las calles en defensa de la democracia.
Recuerdo haber participado en una mesa de análisis en MVS Radio en el año 2019. En ella, el embajador Héctor Vasconcelos defendió el diálogo con Nicolás Maduro, pues la “mediación” de México sería “esperanzadora”. Participaron también Roy Campos y Oriette Ledesma, hija del exalcalde de Caracas Antonio Ledezma.
Con anterioridad había viajado varias veces a Venezuela para conocer a profundidad las estrategias de Maduro. Charlé con funcionarios y opositores.
Le cité al embajador Vasconcelos una, dos, siete y más de 10 mesas de diálogo con Maduro y la oposición. En todas había un solo ganador: la dictadura.
En octubre de 2016 ocurrió uno de los golpes letales de Maduro en contra de la Constitución redactada en tiempos de Hugo Chávez: el referéndum revocatorio. Maduro, a través del órgano electoral, ordenó el boicot al referéndum. Una amplia mayoría de venezolanos, según las encuestas, estaba dispuesto a votar para que Maduro abandonara la presidencia.
La postura de México frente a Madura retrata a dos gobiernos (AMLO y Sheinbaum) que han sido cómplices de la dictadura.
Apelando a una diplomacia dogmática y no de Estado, AMLO y Sheinbaum no defendieron a la oposición por ser de derecha. Uno de los opositores al régimen me comentó que Maduro ayudó a la campaña de AMLO.
Maduro pidió a AMLO que le ayudara a romper con el Grupo de Lima. Así ocurrió. En su lugar, el Grupo de Puebla fue pensado, por un grupo de políticos, para convertirlo en dique de contención frente a los gobiernos de derecha. Cuauhtémoc Cárdenas y Beatriz Paredes resultaron ser, voluntaria o involuntariamente, defensores de la dictadura de Nicolás Maduro.
El lunes pasado nació un frente antiestadounidense liderado por Lula, Petro, Orsi, Boric y Sánchez. Se dicen defensores de la democracia, pero no dedicaron una sola palabra a las tres dictaduras de la región: Cuba, Nicaragua y Venezuela.
“Democracia Siempre”, bautizaron a la cumbre. Agregaron que uno de los ejes estratégicos será luchar en contra de las noticias falsas, pero no mencionaron la aplicación Siscom desarrollada por el régimen de Maduro para producir y difundir noticias falsas.
Existen argumentos para criticar al gobierno del presidente Trump y existen un sinnúmero de estrategias para defender la democracia, pero es demasiado cínico no condenar las tres dictaduras de la región.
México ya lleva casi siete años de estar desconectado del mundo. Ni siquiera lo que ocurre en la Franja de Gaza lo interioriza en su diplomacia.
Al parecer, funcionarios de Morena solo piensan en el mundo para vacacionar.
Sería bueno que el gobierno mexicano nos dijera cuántas toneladas de comida han enviado a Egipto para que llegue a los gazatíes.
Por lo pronto Héctor Vasconcelos dedicó unas palabras a la tragedia. ¿Pensará sobre Maduro hoy lo que me dijo en MVS en 2019?

