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Inteligencia artificial, ¿aliado del aprendizaje o enemigo del esfuerzo?

Antonio Domínguez Sagols | Columna invitada
Hace unos días, en una reunión con amigos, la conversación tomó el rumbo inevitable cuando hay padres de familia en la mesa, los hijos. Esta vez, el tema que encendió la preocupación fue el uso de la inteligencia artificial especialmente herramientas como ChatGPT por parte de las nuevas generaciones. ¿Y si hacen trampa en la escuela?, ¿y si los manipulan en internet?, ¿no es peligroso que dependan tanto de algo que ni siquiera entendemos bien?” preguntaban con una mezcla de curiosidad y temor.
Y tienen razón, pero también hay que poner las cosas en contexto. El mundo se está adaptando constantemente a nuevas herramientas. Hace apenas unas décadas, los celulares eran ladrillos que servían apenas para hacer llamadas, hoy tenemos lentes con inteligencia artificial integrada.
Pero como bien advirtió Yuval Noah Harari en una conferencia a la que tuve el gusto de asistir, la inteligencia artificial no va a sustituir a las personas, pero sí va a sustituir a quienes no sepan utilizarla. Y esa frase debería guiarnos no desde el miedo, sino desde la responsabilidad de aprender y adaptarnos. Según datos recientes de Microsoft, los adultos jóvenes de entre 18 y 24 años son quienes más usan y experimentan con la IA. La emplean para traducir textos (43%), trabajar (32%) y estudiar (31%). En contraste, mientras más edad tienen los encuestados, mayor es su preocupación por los riesgos de esta tecnología.
Bien aprovechada, la IA puede convertirse en una guía que acompaña, reta y potencia las capacidades de los estudiantes, brindándoles acceso a recursos personalizados, respuestas inmediatas y nuevas formas de explorar el conocimiento. Pero si se utiliza como atajo para evitar pensar, investigar o reflexionar, entonces sí puede convertirse en un enemigo del verdadero aprendizaje. La clave está en enseñar a los jóvenes que la tecnología no sustituye el esfuerzo, sino que puede multiplicar sus resultados cuando se combina con curiosidad, disciplina y pensamiento crítico.
Microsoft ha dado un paso clave al crear recursos que apoyan a familias y educadores en el uso responsable de la inteligencia artificial. El kit de seguridad familiar ayuda a los padres a entender y aplicar funciones de protección digital en casa, mientras que el kit para el aula ofrece a los docentes herramientas para trabajar con jóvenes temas como privacidad, sesgos, salud mental y creación ética de contenido.
La inteligencia artificial representa una gran oportunidad para personalizar la educación y adaptarla a las necesidades de cada estudiante. Gracias a estas herramientas, los alumnos pueden avanzar a su propio ritmo, recibir retroalimentación inmediata y acceder a contenidos diseñados según su tipo de aprendizaje. Lejos de reemplazar al maestro, la IA puede convertirse en su mejor aliada para identificar áreas de mejora, proponer rutas de aprendizaje diferenciadas y dedicar más tiempo a lo que realmente importa, acompañar, inspirar y formar mejores ciudadanos.
Nuestros hijos no necesitan que les prohibamos la tecnología, sino que estemos presentes mientras la descubren. Porque en este nuevo mundo, la clave no es resistirse al cambio, sino formar ciudadanos digitales críticos, seguros y creativos.

