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De Damasco a Caracas con escala en la SRE
El oleaje producido por el “tsunami” en Damasco llega a las calles de Caracas, Managua y La Habana; la geopolítica no sabe de fronteras, y menos cuando el planeta Tierra empequeñece de tamaño gracias a los nodos de la globalización.
Siria se convirtió en un territorio de todos y de nadie desde la Primavera Árabe, promocionada por Estados Unidos. El efecto red (social) se llevó por delante a los presidentes de Túnez, Libia y Egipto, pero Bashar al Asad permaneció de pie a través de una férrea defensa apoyada por Irán y Rusia.
De la multi promocionada fiesta de la democracia solo quedó la Constitución de Túnez. Nada más.
La OTAN entregó al libio Muammar Gaddafi a un grupo de rebeldes para que videograbaran su muerte en el desierto y el ministro de Defensa egipcio de Hosni Mubarak propició un golpe en contra de los Hermanos Musulmanes, electos a través de las urnas.
Los kurdos, desde Irak, hartos de las sempiternas batallas entre chiitas y sunitas, pedían a gritos un referéndum separatista, pero si no hay país no hay territorio. Sigiloso, desde Ankara, Erdogan observaba la fragilidad de su vecino del sur, Siria. Su acuerdo con Bashar al Asad le permitía bombardear a miembros del PKK en territorio sirio.
El mundo se enteró de la guerra civil siria por las malas noticias o por los inmigrantes. Un país de 22 millones de habitantes detonó una bomba de movimiento demográfico con la que el 50% de su población fue refugiada o desplazada.
¿Nos suena algo similar en Venezuela, Cuba y Nicaragua?
Fue Angela Merkel la que hizo el trabajo que Europa no pudo, no supo y no quiso hacer. Recibió a un millón de inmigrantes sirios, pero también eritreos y afganos.
¿Nos suena algo similar en Venezuela, Cuba y Nicaragua?
Llegó el 7 de octubre y con él Netanyahu decidió lanzar multi ataques en la Franja de Gaza, Líbano, Irán, Irak y, claro, Siria.
Ayer, aviones del ejército israelí lanzaron fuego a objetivos militares del viejo régimen de Bashar al Asad.
La caída del régimen sirio representa una victoria para Israel, Turquía, Estados Unidos y los sunitas en general. Quedan afectados Irán y Rusia.
Los Acuerdos Abraham de Jared Kushner retrocedieron varias casillas luego del ataque terrorista de Hamás; ahora, los sunitas avanzan varias casillas sobre la debilidad de los chiitas iraníes.
En Estados Unidos, el presidente Joe Biden observa detrás de la cortina que le ha impuesto Donald Trump a un Erdogan fortalecido desde que le intentaron dar un golpe de Estado en julio de 2016.
¿Por qué Sheinbaum y De la Fuente no celebraron la caída del dictador?
México continúa fuera del mundo. El Gobierno cree en la soberanía y en los mapas, pero no en la geopolítica ni en la realidad.