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Un mandato para México
El claro mandato para el país es cerrar el ciclo: implementar a fondo las reformas para no repetir la historia y perpetuar un mediocre desempeño.
En días pasados asistí a la presentación de dos libros en el Wilson Center en Washington, DC. El primero, un ensayo titulado El TLC y la formación de una región de Jaime Serra Puche, a 20 años de la entrada en vigor del tratado, comentado ya en este espacio. El segundo es un texto de la periodista Lucy Conger A Mandate for Mexico (*), que condensa la visión de una veintena de destacados personajes públicos, consultores, analistas y académicos mexicanos entrevistados sobre el desempeño de nuestra economía y lo que hay que hacer para avanzar.
El diagnóstico es claro sobre las fortalezas acumuladas en las últimas tres décadas: estabilidad económica, apertura comercial y elecciones limpias y confiables. Pero igualmente claras son las condiciones que han frenado el crecimiento, la productividad y la competitividad de nuestro país: informalidad, liberalización comercial incompleta, deficientes procesos de privatización, falta de competencia, bajos incentivos para la inversión, persistente desigualdad en el ingreso y hasta una actitud fatalista frente a nuestras propias capacidades.
Lo más interesante, sin embargo, es la parte prospectiva y la coincidencia de visiones en las prioridades de política pública para salir del círculo vicioso:
- Estado de Derecho y seguridad. Certeza jurídica para ciudadanos e inversionistas, abatir impunidad, construir confianza en las autoridades.
- Educación pública. Aplicar la reforma educativa para garantizar un sistema docente y escolar meritocrático.
- Transparencia y rendición de cuentas, sobre todo en el manejo de recursos públicos a todos los niveles. La corrupción nos cuesta entre 1.5 y 2.5% del PIB.
- Competencia. Incentivos adecuados a la participación privada en los sectores recién abiertos (energía, telecomunicaciones) y reguladores fuertes e independientes.
- Reforma (de la reforma) fiscal, para alentar la inversión y reordenar la coordinación fiscal.
Es claro que la apertura económica y las reformas iniciadas hace tres décadas perdieron el impulso necesario para hacer despegar la economía en su conjunto. Hoy las reformas estructurales son un gran logro y un requisito necesario, mas no suficiente, para detonar el crecimiento sostenido que el país requiere. Llevarlas a la práctica no será fácil, pero es el único camino.
El consenso es que estamos en una coyuntura crítica y el claro mandato para el país es cerrar el ciclo: implementar a fondo las reformas para no repetir la historia y perpetuar un mediocre desempeño.
(*) El libro puede consultarse en: http://wilsoncenter.org/publication/mandate-for-mexico