Se ve venir encontrón entre distribuidores y farmacias

Ya lo decía la OCDE desde 2011 en un estudio dedicado a México: El aumento de la transparencia en los procedimientos de adquisiciones públicas es clave para fortalecer la competencia en el sector farmacéutico.

Y también es clave para reducir la proporción del gasto en salud destinado a compra de medicamentos; esta proporción es de casi una tercera parte y el objetivo de reducirla sigue en pie. Ya se aplicaron las subastas en reversa y se va avanzando en transparencia en las compras del Seguro Social, a cargo de José Antonio Fernández, y las del ISSSTE que lleva Sebastián Lerdo de Tejada.

El siguiente paso es comprar en conjunto; que se hagan de verdad licitaciones únicas y transparentar los recursos del Seguro Popular, que lleva Gabriel O´Shea, dedicados a este rubro de compra de fármacos; el problema aquí es lograr que los estados compren bien porque es a los gobernadores a quienes les llegan de manera directa los recursos del Seguro Popular. Será un punto esencial de la reforma que viene en materia de salud.

De hecho, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico que lleva desde Francia José Ángel Gurría colabora desde hace 3 años con el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y la Comisión Federal de Competencia (CFC) para empujar en este sentido.

Las distribuidoras de medicamentos, que normalmente por conveniencia mantienen un bajo perfil, tienen un papel estratégico en el juego. Recordemos que en México los fármacos no son entregados directamente por las farmacéuticas, y ni siquiera son las que participan directamente en las licitaciones; contratan a distribuidoras para hacerlo, y son éstas las que, bajo comisión acordada, intermedian ante las instituciones para la venta de todos los fármacos y dispositivos que adquiere el sector público.

Anadim vs Diprofar

Lo interesante es que el papel las distribuidoras es esencial no sólo en ventas a gobierno sino también en ventas al sector privado. Y es en este contexto que en la cadena de la industria farmacéutica nacional se ve llegar una confrontación de enormes proporciones.

Por un lado, está la Asociación Nacional de Distribuidores de Medicinas (Anadim), que lleva Carlos Ordóñez, cuya fuerza es creciente pues en el 2011 ya fue responsable de las ventas del 45% de los productos farmacéuticos en el mercado nacional. Esta Asociación está conformada por las grandes cadenas de farmacias como son: Guadalajara, Wal-mart, Benavides, YZA, etcétera.

Por el otro lado está Diprofar (Asociación de Distribuidores de Productos Farmacéuticos) que agrupa principalmente a los cuatro grandes distribuidores de medicamentos que conocemos: Grupo Saba –que, como ya mencionamos aquí mismo, tiene unida a la industria en su contra por el retraso en sus pagos-, Grupo Nadro, Grupo Marzam y Fármacos Nacionales.

El motivo de la confrontación es algo que ya hemos escuchado en otros años; se está volviendo a cuestionar el esquema que estos gigantes de la distribución han impuesto a las compañías farmacéuticas donde garantizan que el único que nunca pierda es justamente el distribuidor. Las cadenas de farmacia han considerado que estas prácticas son anticompetitivas y fomentan un oligopolio en la distribución.

De hecho, Wal-mart es de las que está haciendo un contrapeso interesante, y ha considerado que el modelo impuesto por compañías farmacéuticas y distribuidores, el cual consiste en designar a un distribuidor único para cada cadena de farmacias, atenta contra el libre mercado y la libre competencia en la distribución de medicamentos.

En este escenario no descartemos que el enfrentamiento se termine dirimiendo en la Comisión Federal de Competencia (Cofeco), de Pérez Mota; de hecho sería lo mejor pues la situación de esta industria, tan esencial para cualquier economía, no debe seguirse tratando entre reguladores económicos como tierra de nadie.

Twitter: @maribelrcoronel

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