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No se case con sus inversiones

“Todo hombre sabio ama a la esposa que ha elegido”
Anónimo
“HASTA QUE LA MUERTE NOS SEPARA”. A diferencia de un matrimonio que implica (en teoría) una unión permanente “hasta que la muerte los separe”, la decisión de comprar una acción (ser dueño de una empresa) no es equivalente. Posiblemente así se perciba en un principio, cuando las razones de compra iniciales de una acción hacen todo el sentido y uno se “enamora” de la empresa, pero no debe ser así. Nuestra naturaleza humana y espíritu competitivo nos programan para querer ganar siempre. Por esta razón, cuando compramos una acción y no presenta un buen desempeño, muchos inversionistas la mantienen en espera de “un mejor momento” y/o una eventual recuperación. Cuesta trabajo aceptar que sus fundamentos pueden haberse deteriorado y que seguirá cayendo o no se recuperará pronto. Como en un mal matrimonio, uno se mantiene esperando que mejore. Uno desea no haberse equivocado en la decisión inicial y que la situación actual sea sólo una breve anomalía. Esperanza tras esperanza, pasa un tiempo valioso (en las inversiones le llamamos costo de oportunidad). El deseo y esperanza limitan la objetividad.
SEA RACIONAL, NO EMOCIONAL. Cuando usted decide
Comprar, Mantener o Vender una acción debe hacerlo de manera racional y no emocional. A partir de los principios de ser dueño de empresas extraordinarias a valores atractivos. La decisión para dejar de ser dueño de la empresa debe atender entonces los mismos enfoques: 1) ¿Dejó de ser extraordinaria? y/o 2) ¿Su valuación ya no es atractiva? Dejar de ser extraordinaria equivale a un cambio en la perspectiva de crecimientos de sus resultados, de deterioro en márgenes, de menor participación de mercado entre otros. Una valuación menos atractiva se identifica cuando el potencial implícito en los precios objetivos es cada vez menor. No hay un compromiso firmado, ni tampoco implica una falta de ética el cambio de opinión. No deje que el ego o cualquier otra emoción empañen la racionalidad. No tiene que quedar bien con nadie. Venda cuando tenga que vender.
EXISTEN OTRAS MUCHAS OPCIONES. Una de las razones de mayor justificación para vender una acción, es considerar si existen mejores alternativas en el mercado. En ocasiones, las compañías siguen siendo extraordinarias en sus fundamentos; sin embargo, el mercado las premia en exceso (alza desproporcionada en precios), propiciando que los rendimientos potenciales (precios objetivos) resulten menos atractivos vs otras empresas en las que se puede ser dueño.
NO PONGA DINERO BUENO EN EL MALO. Con frecuencia, un comportamiento poco favorable en el precio de una acción, acompañado de un sentido irracional, lleva a los participantes no sólo a no vender, sino a incrementar su exposición en la emisora buscando “promediar” sus costos con el propósito de recuperar de manera más pronta las minusvalías acumuladas. Esta decisión conlleva otros riesgos: 1) Disminuir el potencial de construcción de patrimonio en el tiempo y 2) Incrementar la exposición en una emisora cuyos fundamentos se están deteriorando.
ESTÉ DISPUESTO A ACEPTAR EL ERROR... Y POR FAVOR, NO SE ENOJE. Tal vez no exista mejor consejo para un inversionista que éste: Usted no siempre va a ganar, nadie gana siempre, así que mientras más pronto reconozca la falla y actúe, mucho mejor (“si un problema no se resuelve cuando es pequeño, será más difícil resolverlo cuando crezca”). La diversificación es siempre importante y es la mejor estrategia para poder evitar pérdidas mayores por concentración. Finalmente, no se enoje de una decisión incorrecta. Aprenda de la experiencia y siga adelante. El enojo o estrés pueden dañar además su salud, y algunas enfermedades no se resuelven con dinero.
Es socio fundador de SNX, Constructores de Patrimonio. Puedes escribir tus comentarios y dudas al correo cponce@snxsinexcusas.com