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La expectativa apresurada
Hay que tener muy claro que la ruta para acabar con la pandemia es muy larga y presenta complicaciones por lo que a nuestro país respecta.
Pocos episodios en la historia de la humanidad han generado tal espera alrededor de un evento científico y de protección preventiva de la salud, como lo es la llegada de la vacuna en contra del Covid-19. En tal aguardo, ha cabido la angustia por un futuro que aún se ve borroso. Una nueva enfermedad para la raza de la cual casi nada se sabía ha puesto de rodillas a los sistemas de salud, a la estabilidad de los gobiernos y por supuesto, a la economía mundial que resentirá los estragos durante varios años. Sin embargo, es plausible la prontitud con la que se han logrado avances sin precedente si tomamos en cuenta que el desarrollo de varios tipos de inmunización humana por la vía de la inoculación ha tomado décadas en su perfeccionamiento. Tan solo la poliomielitis y el sarampión, a lo largo de 70 años desde que se conformaron los primeros planes de vacunación, han tenido brotes recurrentes en razón de factores diversos que no permiten llegar a la total erradicación. Qué decir de la influenza, patógeno que año con año requiere un nuevo diseño de vacuna, incluso predictivo para combatirla estacionalmente. Sin embargo, la esperanza de poner un punto final a la tragedia vivida se acrecienta; esperanza por evitar mayor la pérdida de vidas, pero por igual por evitar las consecuencias negativas en salud mental, convivencia social y por supuesto en economía.
Sin ánimo de menguar dicha esperanza que también abrigo en lo personal, hay que tener muy claro que la ruta para acabar con la pandemia es muy larga y presenta complicaciones por lo que a nuestro país respecta.
El 8 de diciembre, se anunció el plan nacional de vacunación contra el Covid, el cual plantea una ruta hacia dos años a efecto de alcanzar a la gran mayoría de la población. Ese camino hacia marzo de 2022, debe prever un par de cuestiones que vale la pena poner sobre la mesa.
En primer término, el Presupuesto de Egresos de la Federación para el 2021, no contiene un rubro específico que dote de recursos a las acciones previstas en este inmediato año venidero para lograr la vacunación del 75% de los mexicanos. Existe un aumento marginal en el rubro de vacunas, que bien podría ir dentro de los costos por incremento inflacionario. No se ve por tanto una suficiencia de fondos que haga justicia a la enorme demanda de gasto que implica la movilización, insumos, personal eventual y un gran etcétera.
En segundo término, el criterio de aplicación, aunque ya establecido, tendrá que acompañarse por una gran campaña de información para evitar la notoria impaciencia de cientos de miles que cifran la viabilidad de un buen futuro en la posibilidad de recibir pronto el pinchazo.

