El T-MEC y la prosperidad compartida

El T-MEC ha impulsado la competitividad en Norteamérica, especialmente en industrias clave como la automotriz, aeroespacial y electrónica. México destaca con polos de manufactura avanzada, aunque su impacto en la economía general es limitado, según Dani Rodrik.

El tratado comercial de América del Norte ha sido una fuente de prosperidad para los tres países involucrados. También, gracias al tratado, sus integrantes son capaces de competir con el resto del mundo y estar en una mejor posición ante el constante cambio del fenómeno de la globalización y la regionalización. Norteamerica es una región muy competitiva en diversas industrias, como la automotriz, aeroespacial, electrónica, agroindustria e industria médica, gracias a que sus procesos se realizan a lo largo de los tres países de la región. Esto en buena medida es gracias al T-MEC y a que México ha desarrollado polos de manufactura de alta tecnología en ciudades del norte, el bajío y el occidente del pais, así como una capital global, cede de operaciones cooperativas regionales, en la Ciudad de México. Al mismo tiempo, su impacto en el resto de la economia ha sido escaso. Para Dani Rodrik, el crítico de la globalización, México, en el contexto del T-MEC, es un ejemplo como todo sector exportador de que una economía sea de contenido tecnológico y moderno, pero que el resto de la economia sea muy poco competitiva, especialmente las pequeñas y medianas empresas.

El reto hacia adelante tiene que ser que la prosperidad que genera el tratado sea compartida. Eso se puede lograr con una política industrial activa, que busque incrementar el contenido nacional e incorporar más tecnología a los procesos que se desarrollan en México. Eso requiere de formación y fortalecimiento del capital humano para que más mexicanas y mexicanos puedan aprovechar la relocalizacion, y las oportunidades que se desarrollaran en la región, como empleos de calidad, que se pueden ayudar a generar con acciones gubernamentales pertinentes. Eso se logra si se detonan procesos de innovación que generen nuevas ventajas comparativas y actividades y empleos de mayor valor agregado. Eso se puede alcanzar si más empresas, de menor tamaño, de emprendedores, pueden integrarse a las cadenas de comercio de Norteamérica y consolidarse.

El reto también es regional. Es posible que más ciudades y entidades, del occidente, del centro y del sur del país se integren a los procesos industriales de Norteamérica. Esto se puede lograr con mejor infraestructura de comunicaciones, de conectividad, pero también con el desarrollo de polos que permitan proporcionar a las empresas los servicios y el capital humano que requieren para participar en el mercado norteamericano. Por supuesto, lo principal tiene que ser aprovechar la tendencia de relocalizar los procesos que se realizan en el Asia para acercarlos a Norteamérica. Ese proceso, por definición, es temporal, sucede en este momento y durará algunos años, ya México se beneficia de esa fenómeno, pero es posible maximizar esa inversión con las políticas correctas. Es por eso que es una gran noticia el nombramiento de Marcelo Ebrard, un político con gran capacidad administrativa y experto en América del Norte, haya sido designado por la presidenta electa Claudia Sheinbaum, como Secretario de Economía. Es muestra de que las prioridades y las brújula económica del nuevo gobierno están claros. México tiene la gran oportunidad de aprovechar una poderosa tendencia global para atraer inversión, es muy importante trabajar para concretarla, pero también para que la prosperidad que se genere se comparta.

X: @vidallerenas