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Opinión

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Detrás de la captura de El Teo

Nadie, en los últimos tiempos, como Teodoro García Simental. El tsunami de secuestros y asesinatos que golpeó a la península de Baja California, en los últimos tres años, es producto de su perversidad sin límites.

Mando medio en la estructura del Cártel de Tijuana, poco a poco fue haciéndose del control del trasiego de la droga en la Mesa de Otay. Inició al amparo de Ramón Arellano Félix y cuando El Mayo Zambada lo ajustició, en Mazatlán, García Simental replicó sus tácticas sanguinarias.

A mediados de la primera década del siglo XXI comenzó a tener problemas con Fernando Sánchez Arellano, a quien Enedina y Eduardo Arellano Félix estaban traspasando el control de las operaciones de la organización delictiva. La ruptura se dio a finales del 2007. Entonces, García Simental declaró la guerra a los Arellano.

No se trató de un exabrupto. Casi medio año se tardó en reclutar a una compañía de sicarios, en territorio sinaloense, que cuando estuvieron listos y adiestrados iniciaron una de las persecuciones más sanguinarias de las que se tenga memoria en la historia reciente de México.

Los blancos eran los operadores de los Arellano y policías que estaban a su servicio. Muchos de ellos fueron levantados y llevados ante García Simental, quien personalmente los aniquilaba. Después, entraban en acciones personajes como Santiago Meza Flores, El Pozolero, quien desaparecía los despojos de los ejecutados.

El Pozolero fue aprehendido justo hace un año, pero nunca dijo nada sobre su patrón. El exterminio de la banda de los Arellano, en cambio, siguió, indomable. A los 300 cocinados por Meza Flores, de acuerdo con cálculos de las autoridades federales, deben sumarse por lo menos otros 300 asesinados.

Los ajustes de cuentas entre El Teo y los Arellano ha convertido a Tijuana en la segunda ciudad más violenta de México, con más de 800 homicidios en el 2008, alrededor de 600 en el 2009 y más de 50, apenas en las dos semanas que lleva este 2010.

Claro que ambos bandos han registrado bajas. Los caídos de la banda de El Teo, sin embargo, tenían un denominador común: la imagen de una calavera, tatuada en el antebrazo o la espalda.

A finales de octubre del año pasado, una célula de los sicarios de García Simental fracasó en su intento por asesinar al secretario de Seguridad Pública del ayuntamiento de Tijuana, el teniente coronel Julián Leyzaola.

De ese atentado frustrado surgieron las primeras evidencias que permitieron la captura de El Teo: los pistoleros iban en dos camionetas clonadas de las fuerzas federales, con uniformes camuflados y armas de alto poder, entre ellas un rifle Barrett 95, calibre .50.

Ese comando estaba a cargo de un exmilitar, Levardo Sánchez Olguín, quien en el 2007 estuvo entre los responsables de reclutar y entrenar a los sicarios sinaloenses. El Novato, como le apodan, fue detenido el 26 de noviembre en Tijuana. Un día antes, habían sido detenidos otros tres colaboradores de García Simental.

A partir de entonces comenzó la cacería que terminó la madrugada del pasado martes 12. Durante cinco semanas, El Teo huyó de las fuerzas federales a bordo de ambulancias clonadas de la Cruz Roja. A bordo de vehículos de ese tipo cruzó toda la península bajacaliforniana, hasta llegar a La Paz. Habría trasbordado a Mazatlán, si no lo detiene la Marina.

El mismo arrojo mostrado por los marinos un mes antes, en la asonada en la que cayó Arturo Beltrán Leyva El Barbas mostraron las fuerzas federales en la capital de Baja California Sur: el perímetro fue asegurado por efectivos militares, mientras que SWATs ejecutaban con precisión quirúrgica el operativo de aprehensión, después de descender a rapel de helicópteros artillados.

Michele M. Leonhart, la administrador central de la DEA, describió a El Teo como uno de los más violentos y brutales capos a escala mundial.

Implacable como ninguno de su generación, El Teo tenía amenazados de muerte a policías y funcionarios municipales y estatales de primerísimo nivel en Baja California. Su detención podría desatar una nueva oleada sangrienta.

Al frente de su organización quedará su hermano Manuel, El Chiquilín, quien estaba encargado de grupos que levantan, ejecutan y cobran piso a delincuentes que operan en la zona costa de Baja California.

EFECTOS SECUNDARIOS

CASO JIMÉNEZ. Por unanimidad, los comisionados del Instituto Federal de Acceso a la Información resolvieron que la PGR debe entregar una versión pública de la averiguación previa 201/FEPADE/2009 iniciada en contra de Miguel Ángel Jiménez Godínez, indagatoria que al final arrojó el no ejercicio de la acción penal hacia el exdirector de la Lotería Nacional. Allí queda constancia de que las autoridades de la dependencia, que encabezaba el ahora Embajador de México en el Reino Unido, no tuvieron los datos suficientes para acreditar los elementos del cuerpo del delito, supuestamente por quien ahora será su mano derecha y esta semana se estrenó como Ministro Consejero de la representación azteca en Londres.

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