Calamidad para rato

¿Sabrá leer el señor Trump? Y si sabe, ¿entenderá lo que lee? Supongamos que sabe leer y que entiende lo que lee. Entonces, que le eche ojo a este párrafo profético escrito por el filósofo francés Jacques Maritain en 1958, refiriéndose a Estados Unidos, parte de lo que dijo en seminarios dictados en la Universidad de Chicago: “Probablemente la inmigración planteará problemas más áridos a medida que aumente la población del país. Es de esperar que esa extraña fuente de fuerza y energía insuperable, que viene del fluir de pobres y humillados, bienvenidos aquí para vivir una vida digna, nunca cesará de revitalizar la civilización americana. Sin esta humilde fuente, es decir, sin las lágrimas y los sufrimientos de los pobres afluyendo a la corriente de la vida americana y transmutados en energía humana, Estados Unidos perdería un ingrediente esencial de su identidad espiritual”. Que el mismo dicho señor ordene a uno de sus esbirros que le traiga un ejemplar de The New York Times del 3 de febrero de 1957, en donde verá lo siguiente, de una carta colectiva firmada por influyentes personalidades del vecino: “Una de las primeras características de nuestro país es que somos una nación de inmigrantes (...) nuestros Estados Unidos se enorgullecen de ser una nación de múltiples orígenes”. Maritain, empero, se refiere a una espina clavada en esta sociedad norteamericana: la cuestión racial. Como que 10 años después, en 1968, es asesinado el pastor bautista Martin Luther King, negro.

Sintomático: la fecha de su muerte es uno de los ocho días feriados que se celebran en Estados Unidos de América. Otro, ¡ya merito viene!, es el Día del Presidente, en el 2018 el del presidente histrión que se divierte haciendo rabiar y desesperar a tirios y troyanos, de dentro y de fuera.

Leí, me parece recordar, que 38% de los estadounidenses aprueba la gestión de Trump al concluir el primer año de su gobierno, el porcentaje más bajo en la historia moderna de “América”. Resultado muy merecido y ganado a pulso. Pero, ¡38% es brutal! ¿Se imaginan cuántos millones de personas comparten y se enorgullecen de las cualidades de este troglodita?: misoginia, ceguera moral, procacidad, violencia, infidelidad, racismo, prepotencia, soberbia, virulencia, mentira, xenofobia y provincialismo, que no nacionalismo.

O sea que tenemos calamidad para rato.