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Opinión

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Los 100 días: entre el engaño y la realidad

Del informe de los 100 días del día de ayer, lo que más me asombra, es la constante mención a AMLO. Es decir, Claudia no gobierna, sigue bajo la jettatura de su exjefe. De ahí todo lo demás es explicable y adquiere cierta racionalidad a pesar de la falta de voluntad política, independencia y su responsabilidad como la primera presidenta (debería ser presidente en español correcto, pero bueno), aunque ella haya logrado más votos que su antecesor.

Cuando alguien cree que con ideas atrevidas está cambiando la realidad social, comete un grave error, se equivoca, pero, sobre todo, se encierra en su propio discurso, en su propia distancia con la realidad y, más allá, con el contexto internacional y la geopolítica que son -por lo menos- un referente que nos da contexto y perspectiva de lo que deberíamos o tenemos que prever, hacer y preparar. Como, por ejemplo, porque a Trump se le ocurrió cambiarle el nombre al Golfo de México. Como diría Karl Popper, A preguntas tontas no hay respuestas inteligentes.

Si no hay diagnósticos razonables y sofisticados, las soluciones son producto de ideas preconcebidas y voluntades pueriles. Buenas intenciones y ganas de que el mundo se acomode a lo que desde la juventud pensaste que era lo correcto, lo deseable, lo que te mantiene en el ámbito de tu confort moralmente defendible en cenas, cafés y reuniones familiares acabas por proponer cosas que suenan muy bien -incluso todo el mundo dice lo buena onda que eres-, pero eso no es gobernar, en el sentido profesional, viable y razonable de la palabra. Gobernar no es caerle bien a todo el mundo todo el tiempo. Es una responsabilidad enorme que sólo asumen los valientes, los responsables y comprometidos de verdad con su patria o los ambiciosos, soñadores o seguidores de mesianismos.

Durante su discurso por los primeros 100 días de gobierno, la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo habló sobre los logros que se han dado en ese primer periodo de su gobierno. No me detendré en todos, es imposible y aburrido. Algunos anuncios me parecieron graves, sin embargo.

Indicó, por ejemplo, que en este mes se presentará al Congreso la iniciativa constitucional para prohibir de manera definitiva la siembra de maíz transgénico en México. No es que no pueda hacerlo o que no sea loable su propuesta, lo que se ve muy difícil es que siendo, como es, el maíz un cultivo modificado por el hombre hace ya cerca de 10 mil años (cuando no había modificación genética), en beneficio de la alimentación humana y animal lo prohibamos por completo. Y, no es que queramos o no defender las especies originarias de nuestro país, sencillamente este año tan sólo, habremos de importar más de la mitad del maíz que consumimos para alimentar al pollo, el cerdo y las vacas que también nos comemos. Suena bonito, pero irreal, al mismo tiempo.

Otro: se destinarán recursos suficientes para implementar los proyectos de desarrollo científico y tecnológico como el auto eléctrico mexicano “Olinia”, el taller de diseño de semiconductores y en los siguientes días se instalarán los grupos de científicos que diseñarán y construirán aviones no tripulados, bollas marinas para medición, métodos de extracción de litio, la fábrica de software libre e inteligencia artificial, entre otros. Habida cuenta de que hacer coches eléctricos no es enchílame esta gorda.

Nadie piensa que estos proyectos no sean importantes o que ofrezcan alternativas para el desarrollo nacional. El problema es que estas cosas no salen nunca bien si las comanda el gobierno. Apoyarlas, si. Fomentarlas, ni quien lo dude. Pero comandarlas con comités o grupos gubernamentales tienen en la experiencia internacional muy mala reputación por sus problemas y fallos al contrastarse con la burocracia del gobierno conocida. Hay que alentar al mercado y a la competencia, esa es la verdadera respuesta.

Hay dos cosas que preocupan, al final: El salario mínimo aumentará hasta alcanzar el valor de 2.5 canastas básicas en 2030. AMLO lo logró, venciendo una reticencia de nuestra lamentable clase empresarial, que no entiende que ganaría más con más consumidores crecientes, en vez de embolsárselo todo, pero llegar a 2 veces la canasta básica tendrá consecuencias imprevisibles.

Y otra que me llama la atención, aunque me falta espacio para hablar de lo demás. Dice: “Este año se construirán al menos 125 mil viviendas nuevas”. Yo creo que la presidente no ha construido una casa nunca. Llegar a ese número por razones de tiempo y capacidad instalada es imposible. Y la última: “Además se harán entre 2025 y 2026, 20 puentes y distribuidores viales. Otra vez, nuestra presidenta no ha construido nada, nunca. Es imposible que en 10 o más estados eso suceda. Que le pregunte a AMLO. La carretera Puerto Escondido a Oaxaca capital, estaba planeada para entregarse en el 2026, en junio, la estrenó el año pasado por razones políticas. Hoy ya la recorren miles de automóviles, con la monserga de que siempre está deslavada y con atorones hasta de 45 minutos. En vez de hablar de lo que vamos a hacer, habría que informar de lo que ya se hizo. Nada más, pero nada menos también.

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Ensayista e interesado en temas legales y de justicia. actualmente profesor de la facultad de derecho de la UNAM.

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