La importancia del gasto inteligente (1 / 2)

Estoy convencido de que la gran mayoría de los problemas que afectan la economía personal y familiar tiene su origen en la manera en la que gastamos nuestro dinero.

He visto muchas veces cómo hay personas que gastan de manera muy desordenada, sin tener muy claras sus prioridades. Por eso se les acaba muy rápido el dinero que reciben. Otros sienten que simplemente no les alcanza y echan mano de la tarjeta de crédito como una manera, muy equivocada, de extender su ingreso. También hay los que no pueden controlar sus antojos.

Vivimos en una sociedad que es altamente consumista. En una economía de mercado, las empresas compiten por llamar nuestra atención: no pueden sobrevivir si no son capaces de vender su producto. Por ello echan mano de las ofertas o de métodos publicitarios bastante bien elaborados, que incorporan estudios de psicología social para estimular el deseo de las personas –particularmente en artículos superfluos o de lujo: cosas que en realidad no se necesitan-. Logran hacernos creer que la gente que tiene esos productos forma parte de un círculo especial y privilegiado de personas.

Por todo eso tenemos que aprender a cuidar nuestro dinero y eso significa, entre otras cosas, aprender a gastarlo de manera inteligente.

¿Qué es el gasto inteligente?

Simple y llanamente, es saber utilizar nuestro dinero de la mejor manera posible para que podamos tener más y mejores cosas hoy y, además, alcanzar nuestros objetivos futuros: lo que realmente queremos lograr.

Parecería simple, y en realidad lo es. No se necesita salir a comparar precios de cada producto en varias tiendas ni recorrer grandes distancias para lograr la mejor oferta.

Por el contrario, se necesita algo que a veces perdemos de vista: tener muy clara nuestra escala de valores y enfocar nuestro gasto a aquello que verdaderamente nos acerca con esos valores. En otras palabras, comprar lo que verdaderamente nos permita vivir mejor.

En este sentido, queremos ofrecer los siguientes consejos que nos permitirán ejercitarnos para lograr convertirnos en consumidores inteligentes:

1. Llevar un registro de todas nuestras transacciones. ¿Por qué es importante? Porque nos permite darnos cuenta de cómo estamos gastando nuestro dinero. Para ello podemos utilizar simplemente un cuadernito o bien, una aplicación de finanzas personales que nos permita poner una etiqueta –o categoría– a cada gasto. De esta manera podremos saber cuánto es lo que estamos gastando en supermercado, restaurantes, ropa, renta, educación, etcétera. – en otras palabras, una fotografía completa de nuestros hábitos de consumo.

2. Tener muy claros nuestros objetivos de corto, mediano y largo plazo, y el monto que requerimos gastar en ellos cada mes.

Este gasto es en realidad un ahorro –estamos separando desde el principio el dinero que necesitamos para estos objetivos, antes de que se nos vaya en otras cosas.

3. Hacer un presupuesto que tome en cuenta ambas cosas: nuestros objetivos y nuestros hábitos de consumo. La única manera de lograr que un presupuesto funcione es asignando a cada peso que ganamos una función. Controlando nosotros, desde el principio, cómo queremos gastar el dinero que recibimos: qué trabajo le queremos asignar a esos pesos que estamos recibiendo.

No olvidemos tomar en cuenta aquellos gastos que no suceden cada mes, como por ejemplo, el mantenimiento del automóvil, el Predial o el pago de inscripciones para la escuela de nuestros hijos.

En la segunda parte daremos otros consejos que nos permitirán lograr un gasto inteligente.

*Te invito a visitar mi página: www.planeatusfinanzas.com -el lugar para hablar y reflexionar sobre finanzas personales.

jlanzagorta@eleconomista.com.mx