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Genómica y bioinformática, fundamentales
El Dr. Pedro Julio Collado Vides, miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), es el científico mexicano de mayor prestigio nacional e internacional en su área, con una obra incisivamente original, altamente citada, pionera y ahora clásica; pilar del surgimiento de la bioinformática y las ciencias genómicas en nuestro país.

El lunes, durante la entrega de los Premios Nacionales de Ciencias y Artes 2011, el presidente Felipe Calderón hizo un mea culpa del gobierno en materia genómica, por lo que enalteció las aportaciones de Julio Pedro Collado, quien recibió la distinción en el ámbito de Ciencias Físico-Matemáticas y Naturales, y es reconocido como líder internacional de la bioinformática.
El Dr. Pedro Julio Collado Vides, miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), es el científico mexicano de mayor prestigio nacional e internacional en su área, con una obra incisivamente original, altamente citada, pionera y ahora clásica; pilar del surgimiento de la bioinformática y las ciencias genómicas en nuestro país.
El Dr. Collado aseguró, en entrevista previa, que la aventura más grande que le espera al ser humano en este siglo es el viaje al interior de su genoma, que sucede a la par de la revolución en las Tecnologías de la Información y Comunicación.
La bioinformática es la aplicación de herramientas computacionales, modelos, programas de cómputo y bases de datos para la navegación, análisis, e interpretación del conocimiento biológico. Collado hace uso de la bioinformática en el campo de la genómica, es decir, en el de la expresión y regulación de los genes.
Tenemos las herramientas, para que pronto, cuando nazca un nuevo bebé, con una gota de sangre le entreguen a sus padres el genoma completo del bebé en un CD. Ni siquiera nos podemos imaginar cuánto más vamos a saber de nosotros mismos al final de este siglo, en términos de inclinaciones a enfermedades, pero también sobre nuestras cualidades, nuestras capacidades en todos los ámbitos de la creatividad, inteligencia y sentimientos, nuestra capacidad de expresión y comunicación , aclaró.
Hace 15 años, sostiene, era poco frecuente ver películas de ficción biológica -todos recordamos a Frankenstein y los vampiros- pero ahora hemos visto Blade Runner, Jurassic Park, El hombre bicentenario, Gattaca, Avatar y tantas más.
No digo que todo eso sea factible, pero sin duda es un reflejo cultural del rol central de la genómica y la bioinformática como las ciencias renacentistas del siglo que está arrancando .
¿Cuál fue su clave de éxito como investigador?
Yo diría la confianza -a veces peligrosamente excesiva- en mis ideas e intuición y mi tenacidad de seguir con ellas; ideas que a la vez se han nutrido de libros clásicos de la historia de la biología molecular (La lógica de lo viviente, de Francois Jacob) y de lingüística de Noam Chomsky.
En otras palabras, he seguido mi intuición, educada en lecturas, lo que ha desembocado en ideas nuevas, en propuestas novedosas, a veces, viendo en retrospectiva, adelantadas a su tiempo, como me han hecho ver varios colegas.
Una de ellas es mi proyecto doctoral de un modelo lingüístico de la regulación genética, que me lleva en mi estancia posdoctoral a recopilar la colección de regulación en E.coli en 1991, un trabajo de visión genómica, antes del inicio de los proyectos genómicos. Dicha recopilación fue la semilla de lo que es RegulonDB, colección de la regulación del genoma de E.coli, accesible electrónicamente vía internet.
¿Qué oportunidad tienen los países en desarrollo en el estudio de las ciencias genómicas como la bioinformática y genómica computacional?
Enorme si pensamos que el reto mayor en la genómica es justamente lo que atiende la bioinformática: transformar los datos masivos en información y en conocimiento. Secuenciar genomas ya no es el reto mayor, sino analizarlos, interpretarlos, entender y aplicar el conocimiento.
¿Cuál es su sugerencia en estos países donde las inversiones en temas de ciencia y tecnología no son las recomendadas por la OCDE para desarrollarse en áreas como ésta?
En primer lugar crear instituciones para nuevos jóvenes investigadores de alta calidad, mexicanos que actualmente hacen su doctorado en instituciones de prestigio, quienes en su conjunto pueden hacer un brinco cuántico de la genómica y bioinformática en nuestro país.
En segundo lugar, invertir en la red de la autopista de información, el backbone nacional, así como en cómputo de alto rendimiento.
En tercer lugar, fomentar la cultura de la llamada triple hélice: gobierno, instituciones educativas y empresas en conjunto para crear riqueza social a partir del intelecto, del conocimiento que será el equivalente al nuevo pozo Cantarell de la riqueza de nuestro país cuando se acabe el petróleo. (Con información de la Academia Mexicana de Ciencias)