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El recuerdo de Avicii nos obliga a hablar sobre la salud mental
El psiquiatra Joaquín Soto Chilaca dice que el suicidio no es deseo de morir, sino de dejar de sufrir.

El 20 de abril del 2018 se confirmaba la noticia: Tim Bergling, mejor conocido como Avicii, con apenas 28 años de edad, perdía la vida por causas desconocidas. Días después la familia hizo pública una carta en la que dejaba entrever que la causa de la muerte fue suicidio: “Nuestro Tim era un artista frágil, explorador, buscando respuesta a preguntas existenciales. Un perfeccionista que trabajó muy duro y viajó a un ritmo que le generó estrés extremo”.
Parece increíble que uno de los más grandes exponentes contemporáneos de la música electrónica de baile (EDM), con giras en arenas de todo el mundo, ganador de premios MTV, Billboard y nominado al Grammy con éxitos como “Wake Me Up”, “The Days” y “You Make Me”, pudiera haber pasado por una situación tal que concluyó en su muerte.
“El problema de las enfermedades mentales es que vienen altamente estigmatizadas. El estigma justamente es lo que hace que no podamos reconocerlas cuando están ahí. Se sabe que hasta 4 de cada 10 personas podrían estar padeciendo algún problema y difícilmente se tiene acercamiento a psicólogos o psiquiatras. Esto hace muy difícil el reconocimiento oportuno”, explicó Joaquín Alejandro Soto Chilaca, psiquiatra forense y profesor de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).
Aseguró que estos padecimientos se pueden presentar desde la niñez. Pero lamentablemente el propio estigma hace que como padres se rechace la sola posibilidad de medicar a los hijos, llevarlos al psicólogo o reconocer que como padres hay algo que se está haciendo mal. “Los padecimientos conforme a la edad se van incrementando con depresiones, adicciones, ansiedad, que provocan ambientes caóticos, difíciles y estresantes que pueden acabar en hechos fatales. Los pensamientos de muerte empiezan a incrementar y con ello la probabilidad de suicidio”, dijo.
El especialista sostuvo que el suicidio no necesariamente es el deseo de morir, sino el deseo de parar de sufrir. Éste parece ser el caso del DJ Sueco. Aunque hasta hoy no se sabe qué es lo que sucedió en realidad con este personaje, existe un recurso denominado autopsia psicológica, en la que “se buscan elementos que sustentan la hipótesis de suicidio. A través de entrevistas con gente cercana, análisis de comportamiento, investigación en redes sociales, entre otros recursos. Se puede encontrar evidencia contundente para poder decir si había manifestaciones previas”, detalló.
El doctor Soto Chilaca ,como aficionado de la música electrónica, se dio a la tarea de investigar un poco más de este caso. A partir del documental Avicii: True Stories se hizo una revisión detallada de sus discursos, “nos vamos encontrando con que gradualmente empieza a caer en problemas, de la misma manera empieza a pedir auxilio. Las producciones que él hace van muy relacionadas al momento de su vida y muy posiblemente sus videos van contando las historias de lo que él va viviendo. Todo esto está perfectamente plasmado en su obra y eso permite un mayor entendimiento del caso”.
Particularidades del caso
El especialista comentó que la mayor parte de las personas cercanas a él, incluyendo él mismo, hacían una descripción de su personalidad como alguien tímido, retraído, a quien le costaba mucho trabajo interactuar, y lo describen como frágil, incluso antes de que fuera una persona famosa. “Entonces es posible que ya trajera un problema de ansiedad de manera ya muy importante”, refirió.
Cuando el artista comienza a tocar, en algún momento él mismo declara que “le daba miedo, temor y pena estar frente al público, ‘no podía, me sentía demasiado desgastado’. Este es un componente de ansiedad con mucho estrés que no pudo manejar, aun cuando su mamá es actriz”, añadió.
Luego se dio cuenta de que con unas copas de alcohol se va liberando la ansiedad, “y aguas, esto lo hace mucha gente. Él utiliza esto también como una forma de ir compensando... En un año este joven llegó a realizar 320 conciertos en horarios nocturnos. Con esto es muy probable que su consumo haya sido aproximadamente de unas 10 a 15 copas por ocasión. Esto se sabe porque un paciente necesita alrededor de 3 a 5 años con esta cantidad para que le dé pancreatitis y él en el 2012 comienza con este problema”.
También tuvo un periodo de internamiento por ocho meses. No se sabe exactamente en qué tipo de clínica, pero posiblemente fue de adicciones. Pero a su salida salió agotado, cansado e incluso depresivo, pues declara que ya no le agradaba tocar. Renunció y el esperó apoyo por parte de la gente cercana. Sin embargo, la actitud fue de reclamo, sobre todo por parte de su productor.
Otro factor que se ha investigado es que con la música electrónica en algunas personas se genera un impulso de dopamina que hace que sienta placer. Esto tiene que ver con el bit (ritmo). Si la música tiene menos de 100 bits, es agradable pero si pasa por arriba de 100, la liberación de ciertas sustancias placenteras se empieza a incrementar con oleadas de placer. “Bergling a los 16 años descubrió una consola digital, comenzó a mezclar y sí pudiera ser este elemento con el que él dice ‘esto me agrada’”, dijo.
Hay muchos elementos que aún se desconocen. Sin embargo, es un caso relevante para demostrar que a cualquier nivel y en cualquier contexto estas cosas pueden suceder y que finalmente lo que tenemos que empezar a hacer en todos los sistemas de salud es darle mayor importancia a la salud mental. El doctor Soto Chilaca fue contundente: “No sólo tenemos que ver la parte de médica, sino también la parte del ser humano, el cual tiene virtudes, mismas que potencialmente pueden hacer que los individuos salgan adelante. El suicidio, aunque hay muchas variables, es prevenible”.
Aclaró que una cita en consulta pública dura alrededor de 30 minutos: “Es poco tiempo para si quiera lograr un nivel de empatía”. Dijo que lo que se sabe es que si uno le dedica más tiempo a las intervenciones médicas ayuda a la extensión de protocolos y con ello a intervenciones a otros niveles, “y no nada más decirle al paciente, ‘tómate esto y haz esto’, sin más explicación”, expresó.