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Opinión

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Las pocas certezas son incómodas

La certeza de un gobierno dividido es muy incómodo para los mercados. La expectativa era la de un triunfo mucho más contundente del partido demócrata que le diera armas al gobierno para hacer cambios sustanciales en política fiscal y temas regulatorios

Al momento de escribir estas líneas, el candidato demócrata Joe Biden tiene una ventaja que lo acerca a ganar la presidencia de Estados Unidos con unos pocos estados pendientes de terminar el conteo de votos.

El resultado no es definitivo, pudiera haber vuelcos. Pero hay certezas que ya resultan incómodas y que están ocasionando reacciones en los mercados.

La más obvia es una fuerte división, misma que se va a plasmar en el próximo gobierno. De acuerdo a los resultados preliminares, el partido republicano parece que conservará la mayoría de votos en el Senado, mientras que los demócratas continuarían con una mayoría (menos fuerte, hay que decirlo) en la Cámara de Representantes. Es una certeza que en Estados Unidos habrá un gobierno dividido.

La división se puede volver encono ante un resultado que por lo cerrado nos hace anticipar impugnaciones y una disputa legal en el resultado, con lo cual no habría una declaratoria directa de un ganador hasta dentro de varios días (o incluso semanas).

La certeza de un gobierno dividido es muy incómoda para los mercados. La expectativa, al parecer descontada entre los inversionistas globales, era la de un triunfo mucho más contundente del partido demócrata que le diera armas al gobierno para hacer cambios sustanciales en la política fiscal y en temas regulatorios, así como en el ataque contra la pandemia que sigue cobrando contagios a tasas elevadas.

El salto tan grande del índice NASDAQ con respecto a los otros refleja, desde nuestro punto de vista, el convencimiento de los inversionistas de que la estructura que se ha beneficiado en los últimos seis meses de las consecuencias del Covid-19 seguirá vigente, y por ello, la predilección de nuevo por emisoras de corte tecnológico.

Pero hay otra reacción igual o más llamativa. En la jornada de ayer 4 de noviembre, los inversionistas globales revirtieron la tendencia de alza de las tasas de largo plazo de forma significativa.

Todavía el pasado lunes, ante la expectativa de un resultado menos disputado, las tasas de interés del bono del Tesoro a 10 años habían tocado niveles superiores al 0.90% (40 puntos base por encima de sus niveles de agosto); el día de ayer 4 de noviembre, la cotización cerró sobre un nivel de 0.77%, el movimiento es violento.

¿Cuál es el raciocinio detrás de este movimiento? Simplemente que la posibilidad de un paquete fiscal generoso queda truncada. Con un gobierno dividido y dominado por los republicanos en el Senado, regresamos al anterior estado de las cosas en que la mayoría de las acciones de respuesta de las autoridades ante la crisis se recargan en el lado monetario.

La posibilidad de un fuerte gasto de inversión en infraestructura; por ejemplo, que se veía venir con un triunfo sólido de los demócratas en la presidencia y en ambas cámaras, simplemente se ha venido abajo.

Los inversionistas ahora piensan que la Reserva Federal (Fed) deberá hacerse cargo de aportar un mayor soporte y ello implica sofocar el intento de las tasas de interés de escalar hacia puntos más altos.

Por ello, la apuesta lógica de hace algunas semanas para acá de vender en corto bonos bajo la expectativa de un alza continua de las tasas de largo plazo parece haber perdido fuerza.

La cobertura de dichas posiciones puede imponer un regreso abrupto a los niveles del verano cercanos al 0.50 por ciento.

Todo esto a pesar de que el Departamento del Tesoro anunciara una mayor colocación de deuda con respecto al trimestre anterior.

Este movimiento parte de una certeza, independientemente de quién sea el presidente de Estados Unidos a partir del 20 de enero.

Otra certeza es que las apuestas en los mercados volverán a concentrarse en los lugares donde la pandemia genera ingresos o utilidades: tecnología de información, telecomunicaciones, salud, etc.

Es difícil que un gobierno en disputa y dividido tenga respuestas que cambien de manera radical las cosas.

*Rodolfo Campuzano Meza es director general de Invex Operadora de Sociedades de Inversión.

perspectivas@invex.com

Twitter: @invexbanco

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