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Opinión

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Estampas norteamericanas

Washington DC. En esta ciudad, dos temas han acaparado la atención de la prensa esta semana, además de la carrera presidencial dominada por el histrionismo de Donald Trump.

El primero ha sido el eco del discurso del papa Francisco ante el pleno del Congreso norteamericano, suceso histórico al ser la primera vez que un pontífice católico usaba tal tribuna. Autodefinido como hijo del continente americano, impactó que el papa aludiera a cuatro símbolos estadounidenses para hablar de libertad (Abraham Lincoln), inclusión (Martin Luther King), justicia social (Dorothy Day) y capacidad de diálogo (Thomas Merton).

Una defensa del extranjero, del migrante, una alerta contra todo tipo de fundamentalismo y un llamado para atender a los jóvenes, los más vulnerables componentes de las familias y la sociedad.

El segundo tema ha sido la publicación del Informe Final sobre Combate al Terrorismo y Atacantes Extranjeros, por parte del Comité de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes(*). El trabajo, elaborado por una comisión de trabajo bipartita, analiza la amenaza global que suponen dichos atacantes extranjeros ; es decir, individuos que salen de sus países de origen y viajan a enclaves de entrenamiento terrorista (particularmente en Siria e Irak) para unirse o servir a grupos extremistas.

Lo que ha sorprendido son los preocupantes hallazgos, que inciden directamente en la seguridad al interior de Estados Unidos y en su relación con los países que considera de potencial riesgo para la misma.

Van algunos preocupantes datos:

  • Más de 25,000 personas, de 100 países, han viajado desde el 2011 a Siria e Irak para enlistarse en grupos de extremistas islámicos, incluidos 4,500 occidentales y más de 250 norteamericanos.
  • Estados Unidos no sólo ha fracasado en contener el flujo de sus nacionales que quieren unirse a causas jihadistas, sino que no cuenta con una estrategia nacional para frenar los viajes de terroristas de y hacia su territorio.
  • La velocidad inusitada con la que ciudadanos norteamericanos se están convirtiendo en radicales islámicos está rebasando las capacidades del gobierno para detectarlos e interceptarlos.
  • Los jóvenes están siendo reclutados a través de sitios, aplicaciones y redes sociales seguras en Internet, lo que dificulta su rastreo y desactivación.

Dos temas aparentemente inconexos y, sin embargo, con un hilo conductor que marca una señal de alerta. Una juventud vulnerable que busca en alternativas terriblemente equivocadas un sentido de pertenencia y de misión vital.

(*) https://homeland.house.gov/wp-content/uploads/2015/09/TaskForceFinalReport.pdf

vortiz@eleconomista.com.mx

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