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Mario Molina, por la razón, contra la hipocresía y el cinismo
Mario Molina es orgullo de México. No un es personaje signado por el bronce del poder, la violencia, el martirio inútil, o la derrota, como muchos que densamente pueblan el panteón de nuestro país y que son deificados ad nauseam por el actual gobierno. Mario Molina es una figura inspiradora de construcción y aportación; es rol modelo de dedicación, y de inteligencia y compromiso con la razón, con la ciencia, con el interés público, y con el planeta. Es producto del México pujante y modernizador del siglo XX, así como del productivo crisol histórico, motor de permeabilidad social, y generador masivo de capital humano que fue la UNAM. Su visión de crecimiento personal, inquietud y ambición intelectual lo llevaron a estudios de posgrado en Alemania y en Estados Unidos, y a integrarse a equipos de investigación científica de primer orden. Su disciplina, profundos conocimientos, y penetrante capacidad analítica le permitieron identificar el fenómeno global de deterioro ambiental más acuciante en su momento – la destrucción de la capa de ozono sobre la Antártida. Esto, como consecuencia de la producción y uso de gases halogenados, especialmente de CFC´s (clorofluorocarbonos), como refrigerantes y propelentes de aerosoles, los cuales tienen la propiedad de disociar las moléculas de ozono en la estratósfera que protegen a la tierra de la radiación ultravioleta del sol. Como consecuencia de sus investigaciones, el mundo pudo negociar e instrumentar el primer gran tratado multilateral ambiental – el Protocolo de Montreal – que a lo largo de pocas décadas ha sido capaz de casi eliminar a los CFC´s y permitir la regeneración de la capa de ozono. Por ello fue galardonado con el Premio Nobel de Química en 1995 junto con Rowland y Crutzen.
En el contexto del calentamiento global, y de la conciencia y preocupación crecientes en el mundo sobre sus consecuencias potencialmente catastróficas, Mario Molina se convirtió en un sobresaliente científico y político de la ciencia, que contribuyó a esclarecer el fenómeno y a señalar las medidas necesarias para contenerlo y mitigarlo. Fue un paladín de la transición energética y de las energías renovables y limpias, y un severísimo juez de los combustibles fósiles como causantes primordiales de las emisiones de gases de efecto invernadero. Sus aportaciones y discurso elocuente fueron un factor determinante en el alumbramiento de la Reforma Energética en México, en particular de la Ley de Cambio Climático y de la Ley de Transición Energética, hoy repudiadas y violadas por el régimen. Fue incluso promotor del primer impuesto al carbono (Carbon Tax) en nuestro país, introducido en la Ley de Ingresos de 2014.
Otras de sus preocupaciones y campos de investigación prioritarios fueron la contaminación atmosférica, la fotoquímica y el transporte de contaminantes, en especial de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México. Su incansable inquietud, enciclopedismo, y compromiso ambiental lo condujeron a investigar también los temas relativos a la generación y manejo de residuos urbanos, problema que hoy en día asola ríos, cañadas y océanos del mundo.
Mario Molina fue también constructor de instituciones. Su Centro Mario Molina se convirtió en entidad de referencia en investigación y consultoría en temas de energía, medio ambiente, desarrollo urbano, calidad del aire, y cambio climático, el cual se ha asociado a muchos de los avances en política ambiental que observó nuestro país en las últimas dos décadas.
En tiempos recientes, Mario Molina fue un defensor público de la política ambiental y de la transición energética. Prestó su voz para contener la deriva regresiva del actual gobierno, al desmantelarse las instituciones ambientales, darse un golpe de timón retardatario hacia los combustibles fósiles y en contra de las energías limpias y renovables, y al abandonarse en los hechos y violentarse el Acuerdo de París en materia de Cambio Climático. Hoy altos funcionarios del régimen, desde el cinismo y la hipocresía, ofrecen condolencias por su fallecimiento.
Puede considerarse a Mario Molina como emblema de la ciencia mexicana y universal, y como el ambientalista de mayor estatura moral e intelectual en el México contemporáneo.

