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La unidad se pide con el ejemplo

@campossuarez
Si algo ganó México fue tiempo, específicamente un mes, antes de que Donald Trump regrese con su alevosa amenaza de aplicar aranceles por temas no comerciales, además de que ya fuimos notificados que en abril inicia la revisión de las tarifas de importación, ahora sí, por motivos de competencia.
Está muy bien salir con el puño en alto y dejar en claro que en la conferencia mañanera lo que hay son aplaudidores, pero para cantar victoria hace falta más.
Donald Trump ganó porque quedó bien con su clientela política, se le vio duro y pudo presumir que México desplegó 10,000 efectivos militares más para labores de control básicamente migratorio.
De este lado, también hay ganancias políticas. Las crónicas audiovisuales arrancan con los aplausos a la presidenta Sheinbaum y no son pocas las encuestas que acompañan el triunfo con descomunales niveles de popularidad de la mandataria.
Un febrero de win-win para los dos políticos que se hacen de una herramienta que, al menos en el caso de México, no deberían desperdiciar con la tradicional soberbia partidista.
Este es el momento más pertinente para la unidad, para tratar de recomponer lo mucho que ha roto este régimen, para tratar de reparar todo lo que estropeó el expresidente López Obrador.
Sin embargo, como primer acto tras la demostración de diplomacia y carácter de la mandataria mexicana, llegan los desplantes heredados.
Mientras el gobierno federal clama por la unidad nacional, la presidenta Sheinbaum decide no invitar a conmemorar la promulgación de la Constitución a los representantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que hasta antes de la 4T tenía el mismo peso constitucional que los poderes Ejecutivo y Legislativo.
A pesar de tener en la lona la autonomía del poder Judicial, en la antesala del control total de jueces, magistrados y ministros, llega el desplante que quita la oportunidad de dar un ejemplo de la unidad nacional tan solicitada en estos tiempos.
No hay que dejar de ver que buena parte de la incertidumbre que pende sobre el desempeño de la economía mexicana tiene origen interno, tanto en los problemas largamente arrastrados, como la inseguridad, como en los generados recientemente por las políticas del régimen actual.
Por ejemplo, para los analistas que consulta el Banco de México tienen más peso entre los factores que pueden obstaculizar el crecimiento los temas de gobernanza, como la inseguridad, la incertidumbre política o la falta de Estado de derecho, que las condiciones externas.
Las políticas que implementa el Presidente de Estados Unidos sí son una amenaza real para la estabilidad de México, hasta ahora, lo conseguido es un mes de gracia antes del siguiente ataque arancelario y, por lo tanto, lo que más necesita este país es unidad interna.
Unidad implica exigir a Donald Trump que, si tiene pruebas de la complicidad de la colusión del gobierno federal con el crimen organizado que las presente o que deje de insultar a México, a todos nos ofende.
Unidad no es tener que respaldar con los ojos cerrados una política interna que ha destruido las instituciones y la democracia. No es un cheque en blanco ante muchas políticas públicas que, para muchos, van en sentido contrario de lo que necesita el país.