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Mensajes electorales
La alternancia no garantiza avances ni gobernabilidad, pero introduce aire fresco, alienta la competencia y empodera al ciudadano.
Parece que la devaluada y disfuncional democracia mexicana goza de cabal salud. Al menos ése es el alentador mensaje del proceso electoral del pasado domingo, donde se renovaron 12 gubernaturas, 1,353 cargos locales y los capitalinos eligieron Asamblea Constituyente.
La noticia no es menor, si tomamos en cuenta que llegamos a la elección después de unas campañas plagadas de lodo, de acusaciones de todo tipo, desde corruptelas hasta delitos graves, insatisfacción generalizada, descrédito hacia las instituciones y repudio generalizado a partidos y clase política.
No obstante, los ciudadanos acudieron mayoritariamente a votar (excepto en la Ciudad de México) y mandaron importantes señales. Destaco tres.
Alternancia en los estados. Ocho entidades cambiaron de partido, entre ellas, cuatro que nunca han tenido gobiernos distintos al PRI: Durango, Quintana Roo, Tamaulipas y Veracruz. En todo el país quedan sólo cinco estados sin alternancia: Campeche, Colima, Hidalgo, Coahuila y Estado de México (estas dos últimas tendrán elecciones en el 2017). Si bien el cambio de partido no garantiza avances ni gobernabilidad, lo cierto es que introduce aire fresco, alienta la competencia política y empodera al ciudadano.
Fracaso de los independientes. En general, un pobre desempeño, con un triunfo en la alcaldía de Ciudad Juárez, mientras que el candidato a gobernador Chacho Barraza, se queda con 18% de los votos. Frente al entusiasmo generado el año pasado, se confirma que el fenómeno del Bronco no es replicable fuera de Nuevo León. La figura va tomando su justa dimensión. Esto es relevante porque los electores optaron por opciones institucionales, lo cual es deseable en un sistema democrático.
Voto de castigo a gobiernos corruptos. Los resultados hablan de un electorado sofisticado, que empleó un voto útil para sancionar corrupción, impunidad, desgobierno y violencia.
Una vez confirmados los resultados vendrán las reflexiones y cambios de estrategias. Queda claro que el tema del 2018 será la corrupción. Esto abre una última ventana de oportunidad para el paquete legislativo del Sistema Nacional Anticorrupción. Las expectativas son grandes y el tiempo, corto.
Finalmente, el mensaje más importante es que en política no hay victorias ni derrotas permanentes. Lo novedoso es que ahora dependerán del desempeño de cada funcionario electo, y no de la maquinaria partidista. Los electores estarán evaluando y decidiendo. Ésa es una gran noticia para la democracia mexicana.
Twitter: @veronicaortizo