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Los costos laborales y la persistencia de elevadas tasas de interés inhiben la caída de la inflación y perjudican especialmente a las pequeñas y medianas empresas

En términos anuales, la inflación de la primera quincena de junio aumentó ligeramente (2 décimas de punto porcentual). La subyacente (que extrae los precios de alta volatilidad y se considera guía para la política monetaria) también (en una décima), por primera vez en 5 quincenas. Quizá este repunte influyó en la decisión del Banco de México de dejar la tasa de interés de política monetaria inalterada en 11 por ciento.
A pesar de su resultado reciente, la tendencia descendente de la inflación (subyacente) sigue siendo clara pero también es lenta, reflejando resistencias a la baja. Estas pueden ser varias:
- Por el lado de la demanda agregada, las altas tasa de interés no han disuadido el consumo o la inversión lo suficiente para reducir la presión sobre los precios, posiblemente debido a la baja penetración de crédito bancario del país.
Asimismo, hay elementos que sugieren factores de oferta que obstruyen la caída de la inflación.
- Los costos laborales de las empresas han crecido pronunciadamente: un cálculo del CEESP indica que entre 2018 y 2024 el aumento será mayor a 60% en términos reales. En este año, los salarios negociados contractualmente se han revisado por arriba de la inflación y el salario base de cotización del IMSS también ha crecido en términos reales, en alrededor de 4-5%.
- Además, las tasas de interés elevadas implican un aumento de costo de capital de trabajo para las empresas. Actualmente, la tasa de interés de política monetaria ajustada por la inflación esperada en su encuesta es de alrededor de 7% real y es mayor para las empresas, especialmente para las empresas pequeñas y medianas (MiPyMEs), para las que puede alcanzar 20% o incluso más. Esto es importante, la última encuesta de financiamiento a empresas de del Banco de México señala que el 60% del crédito bancario es para capital de trabajo y que la principal limitante al mismo es la tasa de interés.
Así, la economía ha sufrido fuertes incrementos de los costos laborales y sostiene elevadas tasas de interés. Ello incide principalmente sobre MiPyMEs, ya que las grandes empresas son más intensivas en capital -los costos laborales les afectan relativamente menos- y dependen menos del financiamiento bancario nacional. Y todo indica que esta situación continuará.
Es probable que, ante los fuertes incrementos de costos laborales y de capital de trabajo, la caída de la inflación hacia el objetivo del rango de 2% a 4% se demore y que las tasas de interés continúen a niveles muy elevadas. En este contexto, es de esperarse que la actividad económica continúe con la baja dinámica que ha mostrado recientemente.
La presión de los costos sobre las empresas podría ser aún mayor, y mucho, si la iniciativa para limitar la semana laboral a 40 horas progresa. El 61% del personal del sector formal labora más que ese umbral y la presión sobre el costo laboral podría llegar a 40% o más y complicaría aún más la formalización laboral.