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La reforma más importante
De todas las reformas, la educativa es la que puede cambiar el rumbo del país.
Esta semana conocimos los resultados de la evaluación del desempeño docente, aplicada a maestros de educación básica y media superior, así como a directores escolares de educación básica.
La buena noticia es que se evaluaron 134,140 maestros, esto es 89.5% de la plantilla programada. La mala es que 12,586 docentes de Oaxaca, Chiapas, Guerrero y Michoacán no pudieron ser examinados. Lamentable, también, el caso de los 3,360 que no atendieron las convocatorias a la evaluación.
Por lo que hace a los resultados, en educación básica 14,545 maestros (14.1%) obtuvieron calificación de insuficiente; 38,824 (37.6%) de suficiente; 41,791 (40.5%) el grado de buenos, y 8,153 (7.9%) el de destacados.
En educación media superior, el panorama es similar: insuficientes, 5,134 (18.5%); suficientes, 8,721 (31.5%); buenos, 11,450 (41.4%); destacados, 1,544 (7.4%), e incluso excelentes, 833 (3 por ciento).
La fotografía se repite en el caso de los directores de educación básica: insuficientes, 800 (25,4%); suficientes, 1,038 (33%); buenos, 1,073 (34.1%), y destacados, 234 (7.4 por ciento).
Para nadie puede ser motivo de satisfacción el estado de las cosas, pero conocer la situación permite dar los siguientes pasos. Tres parecen indispensables.
1. Hacer efectivos los incrementos salariales y beneficios (permanencia, acceso a créditos de vivienda y personales), previstos en la nueva ley del servicio profesional docente para los maestros calificados como buenos, destacados y excelentes.
2. Garantizar la capacitación para los maestros con calificación de suficiente e insuficiente, a fin de mejorar sus oportunidades en las dos evaluaciones restantes.
3. Al mismo tiempo, aplicar los despidos de los maestros que no se presentaron. No puede haber marcha atrás en la sanción por ?desacato a la ley.
Parece obvio, pero son pasos cruciales en la transformación del sistema. Convencer a docentes y directivos de que la mejora en sus condiciones de trabajo depende exclusivamente de sus méritos profesionales y no de sus conexiones sindicales.
Dicha certeza será el mejor antídoto frente a los líderes disidentes que amedrentan a los maestros en las entidades más rezagadas del país. El éxito de la reforma pasa necesariamente por la recuperación de la rectoría del sistema educativo.
La implementación de las reformas estructurales es un proceso de aproximaciones sucesivas. No podemos esperar cambios inmediatos, pero tampoco podemos perder el paso. De todas las reformas, la educativa es la que puede cambiar el rumbo del país.
Twitter: @veronicaortizo