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Opinión

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Estados Unidos ?y el mundo

Joseph Nye, el prestigioso académico de Harvard, escribió hace unos días un imperdible texto sobre los desafíos globales en el contexto de la elección presidencial norteamericana*.

Según el autor, los estadounidenses frecuentemente confunden el papel que ocupa su país en el mundo, y el resultado es una política exterior divorciada de la realidad.

En el proceso electoral en curso las campañas republicanas, dice Nye, han pintado un escenario de Tercera Guerra Mundial, donde Estados Unidos es un gigante en decadencia, rebasado por China y Rusia y arrinconado por la amenaza terrorista.

Tal visión parte de nociones distorsionadas que Nye pone en contexto.

Estados Unidos enfrenta retos domésticos pero no es un imperio en caída como la Roma antigua. Entre otras cosas, gracias a la inmigración, el país no enfrentará el declive demográfico de otras naciones desarrolladas, su dependencia de combustibles importados se ha reducido y sigue a la cabeza de las innovaciones tecnológicas.

El tamaño de la economía china podría superar a la norteamericana hacia el 2030, no así el ingreso per cápita, ni la fuerza militar, ni la atracción del poder suave definido por el propio Nye. Rusia, por su parte, sufre un deterioro demográfico, económico e institucional, cuyo gobierno está ayudando a agravar.

El combate al terrorismo debe ser parte importante de la política exterior, pero no el único objetivo. Nye recuerda que más estadounidenses mueren a manos de tiradores en escuelas y centros de trabajo, que por ataques terroristas.

En un mundo mucho más complejo, los Estados Unidos tendrán que enfrentar retos transnacionales como el cambio climático, el terrorismo, el cibercrimen y las pandemias mediante el uso del poder con los otros, no sobre los otros países. La revolución tecnológica y la globalización impiden actuar en solitario.

A pesar de las fricciones, habrá que asegurar el acuerdo transpacífico con Asia, defender la democracia y los derechos humanos con Europa y explotar el enorme potencial económico, migratorio y energético con América del Norte.

Sobre todo, Estados Unidos deberá encabezar la generación de bienes públicos globales tales como el equilibrio militar, la estabilidad monetaria internacional o la apertura comercial. Crear y mantener el andamiaje de un liderazgo liberal debe ser el propósito de la política exterior estadounidense.

La conclusión de Nye es contundente: El mundo (...) requiere una visión más amplia que la fijación con el terrorismo y el turbulento Medio Oriente . Que alguien le explique a Donald Trump.

(*) Where in the World are we? , en www.democracyjournal.org

Twitter: @veronicaortizo

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