Buscar
Opinión

Lectura 3:00 min

El país que queremos

Implícito en esta definición (del ciudadano) está el modelo de país que deseamos : Sylvia Schmelkes.

Esta semana coincidieron dos acontecimientos de gran relevancia para el futuro de nuestro país.

El primero de ellos fue la promulgación de las leyes que integran el Sistema Nacional Anticorrupción. El segundo evento fue la presentación del nuevo Modelo Educativo 2016 y Propuesta Curricular para la Educación Obligatoria.

Resulta interesante constatar que, si bien se trata de productos legislativos derivados del Pacto por México, en ambos casos la participación ciudadana ha sido fundamental para su avance.

En el tema del combate a la corrupción, autoridades y clase política tuvieron el marcaje personal de la sociedad civil organizada.

Por lo que hace a la definición del modelo educativo, pilar pedagógico de la reforma, destaca la propuesta de someter a consulta, por primera vez, el perfil del estudiante egresado. Como expresó la directora del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE), Sylvia Schmelkes: Esto hay que celebrarlo. La definición de los ciudadanos que queremos formar para el país que deseamos construir debe ser fruto de un amplio consenso social .

Sin lugar a dudas, acontecimientos relevantes, mas no suficientes. Aún falta un buen tramo para acabar con la impunidad y para alcanzar niveles competitivos de educación básica. En su aguda reflexión sobre nuestro sistema político(*), Luis Rubio indica que una de las fallas ha sido confundir medios con fines. Es decir, festinamos los proyectos antes de que rindan frutos. Ése es el riesgo que corremos ahora: celebrar el indiscutible impulso ciudadano y legislativo que nos trajo hasta aquí, pero atorarnos en la implementación del sistema anticorrupción y de la reforma educativa.

Los obstáculos y las resistencias son enormes, en todos los frentes. En la lucha anticorrupción, los penosos ejemplos de los gobernadores de Chihuahua, Veracruz y Quintana Roo muestran la renuencia de las propias autoridades a sujetarse a la ley y el tamaño de los intereses afectados. Por el lado del sistema educativo, la violenta disidencia magisterial no busca debatir sino cancelar de tajo la reforma estructural en la materia.

De ahí que éste sea un momento crucial. Habrá que convencernos de que ambos eventos son punto de partida, no de llegada. Lo logrado hasta ahora es apenas el camino para transformar instituciones y alcanzar objetivos duraderos.

Parafraseando a la maestra Schmelkes, en estas definiciones va implícito el modelo de país que deseamos construir.

Por vacaciones, esta columna reaparecerá el 18 de agosto.

Twitter: @veronicaortizo

(*) El problema del poder . Descargable en www.mexicoinstitute.org

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí
tracking reference image

Últimas noticias

Noticias Recomendadas

Suscríbete