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Opinión

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Contingencia político-ambiental

Ocupar el último lugar de las ciudades de América del Norte en calidad de vida no habla bien de su gobierno.

La contingencia ambiental desatada esta semana en la Ciudad de México y zona conurbada dejó al descubierto un gobierno local más preocupado por posicionarse en temas políticamente visibles, que en ofrecer una eficaz gestión gubernamental.

La severidad de la crisis y la baja capacidad de reacción obligó al gobierno federal a tomar el control de las acciones en materia ambiental y atajar el pleito entre los gobernantes del ex-DF y del Estado de México, por la contaminación y el depósito de basura generada en la ciudad.

La crisis llega en un momento incómodo para el jefe de Gobierno de la ciudad, cuando salen a la luz encuestas que desaprueban mayoritariamente su gestión y que lo colocan como contendiente a la Presidencia en el 2018, pero lejos de sus potenciales rivales.

De ahí la aparente futilidad de los temas que han ocupado a Miguel Ángel Mancera hasta el momento, todos ellos de mayor o menor interés, pero de mínimo impacto en la calidad de vida de los habitantes de la capital: un nuevo nombre de la ciudad, un proceso electoral adicional para integrar un Congreso constituyente, una nueva Constitución, una guerra política por definir hoy el destino de los terrenos del aeropuerto que dejará de operar en el 2020, la promoción nacional de programas médicos, la legalización nacional de la mariguana medicinal, etcétera.

La presente coyuntura le da oportunidad al jefe de Gobierno de tomar medidas impostergables para:

- Regular el transporte público concesionado, el transporte pesado en la ciudad, así como el mantenimiento, bacheo, limpieza y riego que se hacen siempre en avenidas principales en horas pico.

- Revisar la política de movilidad, al armonizar la prioridad de peatones y ciclistas con la agilización del tráfico cotidiano. De qué servirá la recuperación de espacios para peatones o ciclistas si los capitalinos no podrán salir a las calles ni a caminar, ni a andar en bicicleta.

- Transparentar e incrementar el gasto en alternativas de transporte público eficiente y limpio. ¿No sería éste un mejor destino para los más de 400 millones de pesos que costará instalar la Asamblea Constituyente?.

Ocupar el último lugar de las ciudades de América del Norte en el Índice de Calidad de Vida (*) no habla bien de su gobierno. Por ello, entregar resultados concretos podría mejorar la evaluación ciudadana y redituarle ganancias políticas.

Twitter: @veronicaortizo

(*) Mercer´s 2016 Quality of Living Rankings . Puede consultarse en www.imercer.com

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