Andrés Iniesta, el mejor medio creativo, sin títulos individuales

En la biblioteca de La Masia, la escuela del FC Barcelona, Andrés Iniesta hojeó la historia de La Roja. Muchas esperanzas y pocas realidades. Ahí se miró como todos anotando el gol del Mundial. Y ayer lo logró.

¿Pero qué tiene La Masia que crea leyendas? De ahí es Joseph Guardiola, el técnico que ha conquistado el mundo con el estilo de los catalanes; crió al único jugador en la historia que le han equiparado con Pelé y Maradona:

Messi, pero también educó al futbolista más inteligente que ha dado el siglo XXI y es Andrés Iniesta.

El jugador que ayer anotó el gol del título casualmente ha jugado más con España que con el Barsa. Desde el 2000 en la Sub-15 empezó a ser convocado para las selecciones menores y con el equipo catalán debutó en Primera División en el 2002.

Pero la cuna que significa la escuela del equipo de Catalunya­ le ha construido una personalidad que le ha hecho un corazón casi tan gigante como sus cualidades. Tiene de sobra calidad, pero le supera su preparación como persona que le ha hecho ser siempre solidario en el campo como fuera de él, donde es imagen de varias campañas de filantropía.

Tras cuatro años como seleccionado mayor y más de 48 partidos, apenas tiene ocho goles con La Roja. El primero de ellos el gol que le dio el triunfo 1-0 ante Inglaterra en Old Trafford. Sus últimos dos en Sudáfrica, el primero ante Chile y el de ayer ante Holanda que dio el campeonato del Mundo.

Ayer dedicó el gol a su amigo Dani Jarque, exjugador del Espanyol, quien murió tras un partido. Siempre con nosotros , decía la playera y siempre con él , le dirán a Iniesta cada vez que recuerden su gol en el Soccer City.

Nunca ha ganado un título individual de relevancia, aunque siempre está en la lista para ser considerado el mejor. Le apodan El Cerebro en La Furia, en una Selección donde pensar es casi por genética, y pese todo ello sólo le alcanzó para ser designado ayer como el jugador del partido.

Es algo extraño, todo mundo lo alaba, pero al momento de las votaciones nadie se acuerda de él. Pero la historia ya le tiene guardado su sitio, no hay de qué preocuparse.