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Juguetes inclusivos, un buen consejo para Santa y los Reyes
Al cierre de 2025, especialistas y autoridades educativas coinciden: el juego inclusivo no es un lujo, sino una herramienta pedagógica vital. Elegir regalos que representen la diversidad es la decisión más estratégica para fomentar la salud emocional en las nuevas generaciones.

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Mientras las familias mexicanas tachan los últimos pendientes en sus listas para la llegada de Santa Claus y los Reyes Magos, la conversación sobre el regalo ideal cobra un sentido más profundo. En un país donde el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) reporta más de 8.8 millones de personas mayores de 5 años con alguna discapacidad, el verdadero "acierto" de esta temporada no reside en el juguete más costoso, sino en aquel que rompa barreras y construya empatía.
Para Claudia Sáez, experta en terapia de audición, lenguaje y aprendizaje, egresada del Instituto Mexicano de la Audición y el Lenguaje (IMAL), el juego no es una actividad menor ni un simple pasatiempo, sino que es, fundamentalmente, "la base del desarrollo cerebral, social y emocional" de cualquier infante. Bajo esta premisa, la experta enfatiza que la inclusión en los juguetes no es un lujo decorativo, sino una necesidad real para que niñas y niños puedan fortalecer su lenguaje, funciones ejecutivas y vínculos sociales en igualdad de condiciones.
Esta visión coincide plenamente con los lineamientos de la Secretaría de Educación Pública (SEP), que define al juego como una actividad instintiva e indispensable. Es a través de él que las infancias viven experiencias para conocer su entorno y, lo más importante, logran el conocimiento de sí mismos al desarrollar habilidades sociales, afectivas y cognitivas que se convertirán en sus principales herramientas para la vida.
Sin embargo, el reto es grande. Como señala la información oficial, un número importante de menores en México ve limitado su acceso pleno al juego debido a que los espacios y los juguetes no siempre están diseñados de forma inclusiva. Por ello, que Santa y los Reyes prioricen juguetes adaptados es un paso hacia la equidad.
"Patricio" y el poder de la identidad
Sáez comparte a El Economista que el impacto en la autoestima de sus pacientes al ver juguetes inclusivos ha tenido un gran peso. Por ejemplo, la experta utiliza en sus consultas a "Patricio", un conejo tejido que tiene un botón detrás de su oreja simulando un implante coclear.
"Cuando un niño ve que el muñeco es igual a él, crea una conciencia de identidad: 'no soy el único que utiliza esto'. Esto aporta seguridad, mejora la intención comunicativa y previene el aislamiento social", relata Sáez.
Incluso para niños sin discapacidad ver juguetes con prótesis o aparatos auditivos es un acierto pedagógico. Como indica el ortesista René Govea Hernández, esto permite "naturalizar la diversidad desde el cariño", formando ciudadanos que no verán la diferencia como algo extraño, sino como parte de la normalidad.
Sáez reconoce que, aunque el mercado no siempre ha priorizado la inclusión, esto no debe detener la magia. El gran acierto de los padres es la personalización.
"Los papis pueden usar pasta moldeable para hacer la forma de un implante coclear del mismo color que el del niño o decorar una silla de ruedas de juguete. Es una experiencia enriquecedora que une a la familia y empodera al pequeño", comenta la especialista.
La inclusión, concluye Sáez, “no empieza en la escuela ni en un solo contexto, inicia en el juego". Al elegir juguetes que incluyan a todos —ya sea representando neurodivergencias, perros de asistencia o discapacidades físicas, entre otros—, Santa Claus y los Reyes Magos no solo están entregando diversión, están sembrando la semilla de una sociedad donde, en el futuro, ya no sea necesario hablar de inclusión porque esta será una realidad cotidiana.
¿Cómo identificar un juguete inclusivo?
Desde la perspectiva de la especialista, un juguete inclusivo es aquel que quita barreras para que todos participen. Para acertar en la elección este cierre de año, ella sugiere buscar la siguientes claves:
- Flexibilidad y autonomía: "Que no exija una sola manera correcta de jugar. Los mismos niños van marcando las reglas y un solo objeto lo pueden usar de diferentes formas", señala Sáez. Pueden tener piezas grandes y coloridas.
- Preferir juguetes sin pilas: La especialista también sugiere esta opción porque los juguetes electrónicos suelen delimitar la forma de jugar, mientras que los manuales son más flexibles y estimulan la creatividad.
- Accesibilidad sensorial: Buscar piezas grandes, texturas variadas y contrastes visuales que faciliten la manipulación para niños con distintas capacidades motrices.
Que permita el juego colectivo, es decir, que se priorice el involucramiento activo de dos o más pequeñas y pequeños. De igual manera, debe considerarse que los juguetes no representen apologías a la violencia.

