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Sumi Jo: belleza y muchas carcajadas
Fascinante como la soprano coreana Sumi Jo, quien la noche del viernes en el Festival Cervantino logró que un recital de arias de ópera y piezas sueltas fuera no sólo hermoso, como cabía esperarse de una soprano de su jerarquía, sino también muy divertido.
Qué increíble es cuando el público de un espectáculo de alta cultura se ríe. Qué fascinante resulta el ejecutante que logra tal prodigio. Fascinante como la soprano coreana Sumi Jo, quien la noche del viernes en el Festival Cervantino logró que un recital de arias de ópera y piezas sueltas fuera no sólo hermoso, como cabía esperarse de una soprano de su jerarquía, sino también muy divertido.
Todo gracias al gran sentido del humor de Jo. La soprano comenzó con una pieza dificilísima: Tornami a vagheggiar de la ópera Alcina de Handel. Es un aria alegre, triunfal, especialmente complicada para una soprano lírica como Jo, más acostumbrada a la coloratura y el vibrato del bel canto. Y así, triunfalmente, bellamente comenzó el concierto.El programa fue espectacular, un verdadero dulcecito para el público. De Handel a Vivaldi , de Vivaldi a la Sérénade de Charles Gounod, una joya del repertorio de Sumi Jo en la que ahora sí dio rienda suelta a su voz lírica, juguetona y llena de matices.
Pero más que la voz de Jo, lo que lució fue su carisma. Por error, el encargado de dar las llamadas en el Teatro Juárez dio el intermedio una canción antes. Jo se dirigió al público en español: No, todavía no se vayan, no he acabado , con lo que se llevó una gran ovación y carcajadas. Para cerrar el primer acto, Danubio azul de Strauss.
Toda la segunda mitad fue de lucimiento vocal. Los tres grandes del bel canto estuvieron presentes en la voz de Jo. De Donizetti a Bellini, sin dejar fuera a Rossini. Después el estilo más burlesco de Offenbach con un número que hizo estallar de nuevo al público en carcajadas por varios motivos. Jo cantó Les oiseaux dans la charmille de Los cuentos de Hoffmann de Offenbach, un aria donde la soprano debe actuar como una muñeca de cuerda. Jo, como buena diva lírica, está llena de histrionismo e hizo que el público se carcajeara con ella cuando la risa le ganó: el abanico con el que apoyaba su actuación estaba roto.
Una larga ovación hizo que tanto Sumi Jo como el pianista William Vendice salieran a dar varios números adicionales. ¿Qué quieren que les cante ahora? , preguntó al público. Para deleite final del público del Cervantino, Bésame mucho sonó bellísima en la voz de Jo.
cmoreno@eleconomista.com.mx