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Ramadán, el mes sagrado del calendario del Islam
Inicia el Ramadán, el mes sagrado para los musulmanes. Según la tradición islámica, este fué el mes en el que el profeta Mahoma empezó a recibir la revelación del libro sagrado, el Corán
Para los creyentes musulmanes, observar las prácticas del Ramadán —el noveno mes del calendario islámico— conforma uno de los cinco pilares del Islam.
El Ramadán es la fiesta sagrada por excelencia para el mundo islámico, en recuerdo de la revelación de su libro guía, el Corán, al profeta Mahoma.
Una de las prácticas más conocidas del Ramadán es el ayuno que los fieles deben de cumplir desde el amanecer hasta el anochecer, y que excluye comer, beber fumar y tener relaciones sexuales.
Están exentas de ayuno las personas ancianas, las que padecen enfermedades como la diabetes, las mujeres embarazadas o en periodo de menstruación, así como los menores de edad.
Para los musulmanes, el ayuno limpia el alma de impurezas, y en su conjunto, el Ramadán es una práctica de autodisciplina, sacrificio y empatía con los menos favorecidos, pues subraya la generosidad.
También se espera que vistan de una manera austera, sin faldas cortas, shorts o blusas sin mangas. Los extranjeros en un país islámico deben respetar en este mes que el tiempo de trabajo es menor, y se espera que las juntas de trabajo sean programadas durante la mañana.
La Meca es la ciudad más sagrada del Islam, tanto por haber sido la cuna del profeta Mahoma, como por haber sido donde ocurrió la revelación de su libro sagrado, El Corán. Se ubica en Arabia Saudita.
Se espera también que los no creyentes inviten a comer a sus vecinos de menores recursos cuando rompen el ayuno o que coloquen alimentos y agua en sitios específicos.
Este año en la Meca, los peregrinos estarán resguardados por 2,500 cámaras de vigilancia —sólo en la Gran Mesquita—, un número superior al de guardias que será de 2,400 más 1,300 patrullas.
A lo largo de este mes los no creyentes islámicos deben abstenerse de comer, beber o fumar en lugares públicos, inclusive medios de trasporte públicos y privados. Si lo hacen en sitios cerrados, debe ser lejos de los creyentes.
