Le llueve sobre mojado a la CNT

Como si la semana pasada no hubiera sido de olvido para la Compañía Nacional de Teatro (CNT) por el conflicto con una productora independiente, Andrea Salmerón, la noche del jueves durante la función inaugural de la temporada de actividades del 2011, en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes, los asistentes pasaron de la expectación al desencanto.

El montaje de la clásica obra de Anton Chéjov El jardín de los cerezos, a cargo del director artístico de la CNT, Luis de Tavira, sufrió por sofisticados y nuevos aparatos tecnológicos del Palacio, sobre todo la novedosa consola de iluminación a la que llaman el robot , la que dio en el traste al espectáculo.

Desde el primer acto, el mencionado aparato enloqueció iluminando el recinto con irregularidad. Deslizó uno de los asistentes: parecía que estábamos adentro de una disco . Casi al final de este mismo acto, la luz se apagó por completo causando la inquietud e incredulidad de los asistentes, incluso del propio Philippe Amand, iluminador que adquirió el artefacto.

Y hubo otro problema: la acústica que (al menos donde se sentó este reportero) no favorecía tanto el libre flujo de las voces de los actores como, por el contrario, el de los ruidos del público asistente, estornudos, bisbiseos, una que otra trompeta nasal y toses.

Aunado a esto, tal vez por cuestiones similares (fallas técnicas), los entreactos se alargaban casi 20 minutos. Al parecer la CNT y los técnicos del recinto tuvieron poco tiempo para ensayar el uso de un sistema que desconocían y los resultados estuvieron a la vista.

Mención aparte merecerá en estas líneas el aspecto artístico del montaje de El jardín de los cerezos, imaginativo y ambicioso, que continuará su temporada en el Teatro de las Artes del Centro Nacional de las Artes.

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