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2025, el año en que México redefinió su estrategia de comercio exterior
Irasema Andrés Dagnini | Sextante financiero
La economía mexicana inició 2025 en un punto de inflexión. No se trató únicamente del arranque de una nueva administración, sino de un rediseño profundo de la estrategia económica nacional. Con el lanzamiento del Plan México, el gobierno puso sobre la mesa una visión ambiciosa: convertir al país en una plataforma de producción regional, atraer inversión estratégica y fortalecer la integración con América del Norte.Pero más allá del discurso, el verdadero reto sigue siendo cómo articular la estrategia con la realidad del comercio exterior en un entorno global cada vez más competitivo.
El Plan México, presentado como un proyecto de desarrollo económico de mediano y largo plazo (más de tres años), plantea incentivos para acelerar la inversión productiva, fortalecer cadenas de suministro y promover la relocalización de empresas globales hacia territorio nacional. Entre las medidas más relevantes destacan los estímulos fiscales para la depreciación acelerada de activos, el impulso a proveedores nacionales y la intención de consolidar a México como un nodo clave en manufactura avanzada. La narrativa indica que se debe aprovechar el nearshoring no solo como tendencia coyuntural, sino como una oportunidad estructural.
Sin embargo, el potencial del Plan México no puede analizarse sin observar el tablero internacional. La política comercial de Estados Unidos, marcada por ajustes arancelarios y una postura más proteccionista bajo la administración Trump, generó desde su primer anuncio tensiones que afectan directamente a sectores exportadores mexicanos.En este contexto, la estrategia nacional debe ser más que reactiva: requiere visión, coordinación institucional y una ejecución impecable.
El gobierno federal ha delineado también una agenda específica en materia de comercio exterior, alineada al Plan México y orientada a reforzar la competitividad del país en un entorno global marcado por tensiones geopolíticas. Esta agenda busca articular políticas industriales con instrumentos de promoción comercial, simplificación regulatoria y fortalecimiento institucional.Diversos documentos, que se presentaron a lo largo del año, destacan la importancia de fortalecer la producción local, proteger inversiones y facilitar la operación de empresas exportadoras mediante incentivos y trámites más ágiles. La intención es clara: que el crecimiento exportador no dependa solo de grandes corporativos, sino que se democratice hacia regiones y sectores tradicionalmente rezagados.
Los planes consideran el Programa Institucional 2025–2030 de Bancomext, que busca ampliar el financiamiento a Mipymes exportadoras, así como robustecer el ecosistema empresarial vinculado a la generación de divisas. Además, se contempló la modernización de aduanas, la digitalización de trámites y la creación de mecanismos de apoyo para sectores estratégicos vinculados al nearshoring.
Pero la pregunta central es si estas iniciativas serán suficientes para elevar la competitividad del país en el mediano y largo plazo. México enfrenta desafíos estructurales que no pueden ignorarse: infraestructura logística insuficiente, brechas de capacitación, rezagos regulatorios y una competencia global que avanza con rapidez. Países como Vietnam, India o Polonia están capturando inversiones con estrategias agresivas, marcos regulatorios más ágiles y una visión industrial de largo plazo.
El Plan México tiene el mérito de plantear una hoja de ruta integral. Pero su éxito dependerá de la capacidad del Estado para coordinarse con el sector privado, acelerar la ejecución de proyectos y garantizar certidumbre jurídica. La oportunidad es histórica, ya que México puede consolidarse como un actor central en la reconfiguración de las cadenas globales de valor. Sin embargo, también es un momento en el que la inacción o la improvisación pueden costar caro.
El comercio exterior ha sido, por décadas, uno de los motores más sólidos de la economía mexicana. Hoy, ese motor necesita mantenimiento, modernización y visión estratégica.El Plan México ofrece un marco para ello, pero el país deberá demostrar que puede pasar del diseño a la implementación con la velocidad que exige el entorno global. El crecimiento del comercio de México en 2026 podría enfrentar limitaciones derivadas de la política arancelaria de Estados Unidos, la reorganización de cadenas globales y la capacidad del país para ejecutar el propio Plan México.
México tiene la oportunidad de redefinir su papel en la economía internacional. La pregunta es si sabrá aprovecharla.