Francia y la geometría perfecta de un cuadrado

Aquella Francia de calidad inagotable de 1984 tuvo sus primeros pasos en las charlas de café del poblado de Joeuf en los años 60. El chico Michel, quien atendía junto con sus padres el negocio, entendió el romanticismo de la pelota entre debates imposibles y discusiones.

Platini es una cuarta parte de aquella generación que vivió su infancia en una nación que no había cosechado glorias en el futbol. Michel se encontró a socios como Alain Giresse, Jean Tigana y Luis Fernández... Aquel cuarteto sería conocido como el cuadrado mágico.

La asociación de los cuatro, que inició su andar en el Mundial de España, terminó siendo en casa algo intratable en la Eurocopa de 1984, incontestable e invencible. Jugar con cuatro dieces fue un lujo que se dio Francia que derrotó a Dinamarca, Bélgica, Yugoslavia, Portugal y España.

De a poco, aquel mediocampo necesitó de uno y del otro. A Platini le urgía el vértigo de Tigana, a Tigana la solidez de Fernández, a Fernández la clase de Giresse y todos necesitaban del liderazgo y magia de Michel. Acaso quien podría perfeccionar esa geometría sólo sería Zinedine Zidane, que comandó a los blues en el Mundial de 1998 y la Eurocopa del 2000.

Dominio, posesión, calidad e imaginación eran las características de ese mediocampo que deleitó al futbol. La primera ocasión que el entrenador de aquella generación, Michel Hidalgo, utilizó el cuadrado mágico fue el 4 de julio de 1982: Tigana, Platini, Giresse y Bernard Genghini, quien dejaría su lugar a Luis Fernández.

Pese a los títulos mundiales de Italia en 1982 y Argentina en 1986, ninguna nación del planeta dibujó el futbol-arte como la Francia de Michel Hidalgo, exquisita en su mediocampo, rica en verticalidad y enamoramiento para la grada.