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Receta de costillas de cerdo al horno para Año Nuevo, glaseado y brillo perfecto en la mesa
En la cena del 31, las costillas de cerdo son una apuesta segura: jugosas y con una presencia que impone sin complicarse. La magia está en el ritmo lento del horno y un glaseado final que las vuelve festivas.
El 31 de diciembre la mesa se mueve en otra frecuencia: se cocina para una noche que no termina cuando llega el plato fuerte, sino cuando el calendario cambia. Por eso, la proteína principal debe entender el ritmo: sostener la conversación, sobrevivir a los brindis y seguir siendo apetecible cuando ya pasó la medianoche.
Las costillas de cerdo —grasas suaves, carne que cede y aroma cálido— cumplen con esa misión. No necesitan una gran puesta en escena ni atención constante. Se hornean mientras la casa se alista, mientras los invitados llegan y mientras los deseos se escriben mentalmente.
Más allá de su presencia en parrillas o fines de semana, su lugar en la cena festiva responde a lógica pura: rinden bien, son más accesibles que otras proteínas y mejoran con el tiempo.
Tiempo, calor y paciencia: la técnica detrás
Las costillas son una negociación con el horno, no un acto inmediato. Aquí manda el tiempo: baja temperatura para suavizar la fibra, aluminio para mantener humedad y un barniz final para celebrar con brillo.
Ingredientes:
– 1 rack de costillas de cerdo (1.5–2 kg)
– 4 dientes de ajo picados
– 2 cdas mostaza amarilla o Dijon
– ½ taza jugo de naranja o mandarina
– 3 cdas miel, azúcar mascabado o piloncillo líquido
– 2 cdas salsa de soya
– 1 cdita chile seco molido (opcional)
– Sal y pimienta
– 1 cebolla en trozos grandes
– Papel aluminio
Preparación:
Mezclar ajo, mostaza, jugo cítrico, miel, salsa de soya, chile, sal y pimienta. Cubrir las costillas y refrigerar mínimo 6 horas (ideal: 10–12).
Precalentar el horno a 160 °C. Colocar costillas en una charola con cebolla y parte del adobo.
Cubrir con aluminio y hornear 2.5 horas.
Destapar, aumentar la temperatura a 200 °C y barnizar con miel o jugo de la charola. Hornear 15–20 minutos, hasta obtener brillo y bordes ligeramente caramelizados.
Cómo servir en la mesa del 31
Este no es un corte que exige ceremonia. Se porciona con un solo movimiento y está diseñado para distintas intensidades de la noche:
– como centro de mesa previo a las uvas,
– para quienes comen de pie con una copa en mano,
– o para los que llegan cuando el reloj ya marcó el nuevo año.
Para acompañar, funcionan contrastes simples:
– puré de papa o camote,
– arroz blanco,
– pan,
– ensalada navideña.