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Así se encareció la carne en México: El bistec subió 160% en 15 años
El bistec de res pasó de 85 pesos a más de 220 por kilo entre 2010 y 2025. La carne y la canasta básica alcanzan precios históricos en México.
En México, comer bien ya no es solo cuestión de gusto, sino de bolsillo. En 2025, los precios de la carne y de la canasta alimentaria alcanzaron niveles históricos que reflejan un encarecimiento sostenido de la comida, el más alto en quince años.
Según los últimos reportes disponibles del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) —correspondientes a 2024, antes de su desaparición institucional— el valor de la canasta alimentaria urbana se ubicaba en 2,363 pesos mensuales por persona. Ese mismo indicador, en 2010, rondaba apenas los 692 pesos. En otras palabras, el costo de alimentarse se triplicó en poco más de una década.
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El aumento ha sido gradual, pero constante. En 2015, la canasta alimentaria ya había rebasado los 1,000 pesos; para 2018 llegó a 1,544 y en 2020, con la pandemia y las disrupciones globales en las cadenas de abasto, alcanzó los 1,870 pesos mensuales.
Desde entonces, los precios no han dejado de subir. Los últimos datos del CONEVAL —respaldados por registros del INEGI y series complementarias de la PROFECO— confirman que la comida en México atraviesa su momento más caro en una década.
Canasta básica y carne de res
En paralelo, la carne de res, uno de los productos más representativos del consumo familiar, ha seguido un camino aún más empinado.
La carne que marca la desigualdad
El precio del bistec de res, el corte más común en los hogares mexicanos, refleja con precisión esta escalada. En 2010, el kilo costaba alrededor de 85 pesos; para 2015 subió a 125 pesos; en 2020 rondaba los 145 pesos; y en 2024 la PROFECO lo reportó en 187 pesos.
En octubre de 2025, en varios mercados del país ya se vende entre 210 y 230 pesos por kilo, un aumento de casi 160% en quince años.
En ese mismo periodo, la canasta alimentaria se triplicó, pero la carne subió incluso más. Lo que antes era un alimento cotidiano se ha convertido en un lujo ocasional. Hoy, una familia que antes destinaba 100 pesos para preparar un guisado con carne necesita más del doble para comprar la misma cantidad.
Mientras el salario mínimo ha mejorado en términos nominales, el poder adquisitivo frente a la comida se ha deteriorado. Una familia promedio destina ahora entre 35% y 45% de su ingreso mensual solo a alimentos. Ante eso, muchas personas reducen el consumo de carne o la sustituyen por proteínas más baratas, como pollo, huevo o legumbres.
Un fenómeno global con rostro mexicano
El encarecimiento de la carne no es exclusivo del país. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) reportó en septiembre de 2025 que el índice mundial de precios de la carne alcanzó un máximo histórico, impulsado por sequías, escasez de ganado y altos costos de producción.
Canasta básica
México enfrenta además sus propios problemas: la presencia del gusano barrenador, la reducción de forraje y el encarecimiento del transporte y la energía. El resultado es un cóctel perfecto para que la carne —ese kilo de bistec tan cotidiano— se haya vuelto símbolo de desigualdad alimentaria.
La pregunta ya no es cuánto cuesta la carne, sino cuánto puede pagar cada familia por seguir teniéndola en su mesa.