Eficiencia y competencia en la TV

No queda duda alguna sobre los beneficios de la sana competencia en prácticamente todos los ámbitos de la actividad humana. La competencia es buena en los negocios, en los partidos políticos, en la prestación de servicios e incluso en la producción y distribución de contenido y de programación al aire.

Con una sana competencia los usuarios somos los beneficiados. No solo recibimos una mayor oferta de productos y servicios sino que también nos beneficiamos de eficiencias en costos que al final se traducen en pesos y centavos de más en nuestros bolsillos. Como hemos expuesto en este mismo espacio en colaboraciones anteriores, la actual administración promulgó reformas a las leyes en telecomunicaciones que permitan justamente una mayor competencia en el sector telecomunicaciones.

Por estos días se están cumpliendo dos años a partir que el organismo regulador, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), dictó las medidas que tendrían que tomar los participantes de la industria que tenían preponderancia en sus distintos sectores. Una resolución que el IFT también hizo pública hace unos días fue que Televisa no tiene el poder sustancial del mercado de televisión restringida. Resolución que ha sido criticada por especialistas en el tema, argumentando que sí lo tiene.

Lo cierto es que el mercado de la televisión restringida ha mostrado un crecimiento interesante ya que las empresas cableras y de televisión vía satélite han podido ofrecer precios mas competitivos y paquetes más atractivos a sus suscriptores que antes. Esto, en parte ha sido derivado de la posibilidad de ofrecer paquetes que contienen TV por cable, teléfono e Internet.

En términos más entendibles, y entre otras cosas, lo que el IFT resolvió es que Televisa no tiene ?la capacidad de controlar los precios ni limitar las actividades comerciales de sus competidores. Esto, en mi opinión, es uno de los fundamentos de la libre competencia en los mercados y uno de los requisitos más importantes para que un mercado opere eficientemente.

En cuanto a la televisión restringida, la competencia en México es bastante pareja y esto ha permitido grandes beneficios para los usuarios. No sólo tenemos una gran cantidad de opciones para decidir quién nos brinde servicios, sino que también tenemos la posibilidad de juzgar su calidad y precio, al decidir por el prestador de servicios que se quiera.

Como habrá podido presenciar en recientes campañas publicitarias, prestadores de servicios como Izzi han marcado diferencia en el mercado lo cual ha propiciado el que, cada vez más, otros competidores los sigan. Gracias a estos esfuerzos ya no existen plazos forzosos y continuadamente se lanzan paquetes más atractivos, tanto para negocios como para hogares, con importantes ahorros y mejores condiciones a las que había en el pasado.

Lo qué tenemos que cuidar como consumidores es leer las letras chiquitas y evaluar las condiciones de un proveedor contra otro. El fenómeno de la competencia ha promovido el que algunos proveedores oculten detalles de la prestación de sus servicios, que limitan e incluso generan costos complementarios que a la larga convierten los paquetes hasta un 100% más caros.

México es un país que ha pagado muy caro el rezago en competencia que la legislación permitió durante muchos años. Las autoridades están comenzando a legislar en el camino adecuado, sin embargo la sociedad tiene la responsabilidad de exigir y vigilar que este camino para una mayor competencia continúe y se lleve a cabo de manera sana.

Celebremos que la competencia siga y celebremos que los jugadores chicos tengan oportunidades equitativas de mercado para ofrecer sus servicios y crezcan. Esto hará que cada vez tengamos un mercado en el mundo del espectáculo y las telecomunicaciones más equilibrado y con mayores beneficios para los usuarios y/o audiencias.